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Enriqueta, originaria de Itacurubí de la Cordillera, cuenta que luego de casarse con a los 22 años, fue a la Argentina a vivir con su esposo, el excombatiente de la Guerra del Chaco Froilán Galeano, con quien tuvo 11 hijos y sobreviven, tiene 37 nietos, 56 bisnietos y 8 tataranietos. Su esposo falleció en 1978 en la vecina nación. Ella regresó a los 95 años, porque quería morir en su patria.
Se levanta las 7:00 y desayuna leche con café, su preferido, maní molido y galletitas blandas. A la media siempre toma mañana algún licuado de frutas. Después, el tradicional tereré, hasta el almuerzo. Dice que consume todo tipo de comidas pero siempre del estilo saludable, y religiosamente duerme la siesta durante una hora y media.
Luego de levantarse, merienda algún postre, que puede ser helado o frutas. Cena alrededor de las 20:00 “algo liviano” -cuenta- suele ser suflé de acelga, tartas y similares, que de vez en cuando le gusta acompañar con un vaso de cerveza. Relata que le gusta mucho el yogurt y la sopa paraguaya.
Entre sus pasatiempos están pasear por su jardín y mirar la televisión; le gusta ver partidos de fútbol y vibró cuando el jueves Cerro Porteño le ganó a Olimpia. También ve las noticias y está al tanto de que el mejor aliado en época de pandemia es cuidarse y quedarse en la casa.
Afirmó que como siempre el hogar es el mejor lugar para estar y no entiende por qué la gente que no tiene motivos valederos sale, a sabiendas que está “buscando la quinta pata al gato”.
Vive con su hija “pahague” (la última), Lucía Galeano Orué, y su yerno, Marcelo Zahlut, que es el único que sale de la casa para ir de compras, pagar cuentas y otros, pero siempre con los cuidados de utilizar tapabocas y el lavado frecuente de manos, para que el virus no llegue a la casa y ponga en riesgo a la suegra.
Desde el 19 de noviembre de 2019, tras lograr jubilarse, la pareja vino desde Córdoba para vivir con ella, porque era difícil encontrar personas que la cuiden bien. Enriqueta, bromista y jovial, se maneja sola, camina, y ve sin necesidad de utilizar anteojos.
Cree que el teléfono es un gran invento, un aliado, mediante el cual siempre pudo estar en contacto con sus hijos, una de ellas reside en Francia y los demás en varios puntos de la Argentina. Este año no hubo el gran festejo que se venía planeando desde hace casi un año, ni permiten a nadie entrar a la casa y menos para saludarla, pero de igual manera celebró su cumpleaños rodeada de amor.