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“¿Se murieron todos pio? Encima es 4 de diciembre. Saltaban todo mal por la chipa los muchachos”, recordaba a los gritos uno de los tradicionales chiperos en medio de una calle vacía al costado de la Basílica de Caacupé.
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Con el canasto tan lleno de chipa como de pesar, por la falta de clientes, el hombre no pudo más que seguir su camino, según se observa en un video filmado por un huésped del Hotel Asunción de dicha ciudad.
Este es el panorama que se vive en la Caacupé a consecuencia de las restricciones sanitarias impuestas para tratar de impedir contagios masivos entre feligreses, atendiendo la masividad que caracteriza a la fiesta de la Virgen Serrana.
Cabe recordar que el municipio caacupeño impuso las restricciones a los comercios del perímetro más cercano a la basílica, pero en general toda la ciudad prácticamente se ve afectada por la recomendación a los peregrinos de no asistir este año de manera presencial, algo que representaba un ingreso importante tanto para comerciantes formales como alguno ocasionales.