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“La Fuerza Aérea actualmente posee dos radares primarios y son de corto alcance, de 50 millas, es decir unos 80 a 100 km. Se trata de radares móviles que son usados principalmente para cubrir huecos entre radares de larga distancia, de alcance superior, y estos radares, en la Fuerza Aérea los movemos de un punto a otro siempre y cuando tengamos una información valedera que dé por ese lugar”, comenzó explicando el Cnel. DCEM Esteban Gayoso, encargado de la Prefectura General Aeronáutica.
Gayoso fue sincero al indicar que estos dos equipos son insuficientes para cubrir el territorio nacional y, peor aún, porque actualmente solo uno está operativo y de manera parcialmente. “Uno está en mantenimiento -necesita un mantenimiento mayor- y el otro está en un funcionamiento del 40%”, dijo.
Además, brindó una explicación técnica de la diferencia entre estos radares primarios y otros más comunes -y más baratos- como son los secundarios. “El radar secundario, que se suele llamar radar cooperativo, es el usado por la Dinac, donde yo, piloto del avión, coloco un instrumento en modo ‘on’ (encendido), un instrumento llamado ‘transponder’ y la pantalla radar lo detecta y puede hacer su servicio de vigilancia aérea”, comentó sobre los equipos usados sobre todo para vuelos legales.
“Cuando una persona está volando de forma irregular, ya sea por A o B motivo, esa persona lo primero que no va a querer es que le vean, entonces, ¿qué hace? Desliga el ‘transponder’ y desde ese momento el radar secundario no le detecta. Ahí es donde entra el radar primario, que es esencial para la Fuerza Aérea, porque es de uso militar y son extremadamente costosos. Ahí, el radar primario detecta todo lo que vuela. Igual, al desligar su ‘transponder’ igual le voy a detectar siempre que entre dentro de su alcance, y ahí está el problema de nuestro radar pequeño... vamos a decir que son de corto alcance, de 50 millas, y eso en el espacio es una distancia ínfima, son 100 km aproximadamente, y más teniendo aún en cuenta las elevaciones que tiene el terreno, los accidentes geográficos”, explicó.
Por ello insistió que “para nosotros es vital adquirir los radares primarios con los cuales nosotros podamos realizar la vigilancia, la verificación de las aeronaves, el tercer paso, la interceptación, y en último caso la interdicción”, dijo y agregó que para cubrir todo el país con estos radares primarios se requeriría una inversión que oscilaría entre los US$ 120 millones y los US$ 140 millones.
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La incautación de la mayor carga de cocaína hasta ahora en la historia de nuestro país en un puerto privado en Villeta desnudó de vuelta esta falencia en los controles aéreos, ya que se estima que la carga tuvo que haber sido introducida a nuestro país en al menos 10 vuelos distintos desde Bolivia, lo cual no fue detectado por las autoridades hasta que ya estaba lista para ser enviada a Europa y Oriente Medio.