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Entre 500 y 1.000 videos pornográficos que involucran a menores de edad son descargados mensualmente por alrededor de 400 adultos en Paraguay, según precisó a ABC Cardinal el comisario Diosnel Alarcón, jefe de Cibercrimen y Delitos Informáticos de la Policía Nacional.
Esta cifra se ha detectado desde el mes de marzo –principio de la cuarentena por el nuevo coronavirus, hasta la fecha actual- y se mantiene constante cada mes.
Estos 400 pedófilos que se han convertido en objetivos de los investigadores por su consumo de contenido pornográfico que involucra a menores no son descartados como potenciales abusadores físicos de estos niños, pues se cree que si gustan de estos materiales y los visualizan en sus dispositivos de internet, también desearán replicar esas prácticas eventualmente.
Es ahí donde debe entrar la labor de la Policía, pero principalmente la protección por parte de los padres, que en cada hogar tienen la obligación de controlar la actividad de sus hijos en la web.
“El peligro es muy latente y muy preocupante. Algunos adultos usan el material para la venta, otros para su consumo. Imágenes y videos que contienen material donde hay un niño abusado (...) El menor puede ser de cualquier parte del mundo”, comentó el uniformado.
De todos los ciberdelitos cometidos en pandemia, en primer lugar se posiciona la pornografía infantil y en segundo el fraude con dinero.
Conducta en aumento
Por otro lado, el jefe policial enfatizó que el abuso infantil en nuestro país ha aumentado considerablemente y eso se refleja en la estadística de embarazos precoces.
Cinco investigadores para todo el país
Diosnel Alarcón lamentó que los investigadores dedicados al área del cibercrimen –que son apenas cinco para todo el país– disponen de recursos muy limitados para capturar a los consumidores de pornografía infantil a través de la identificación de la dirección IP de las máquinas. “Solemos hacer esos operativos en medio de nuestra precariedad, pero tenemos problemas de infraestructura. Además, hay fragilidad en nuestra legislación y ni siquiera tenemos posibilidad de restringir datos de tráfico. No está legislado que las compañías de internet puedan retener esa información y decir a la Policía que ese IP corresponde a tal usuario”, explicó el comisario Alarcón.
Es por eso que los investigadores deben ingeniarse para hallar otras maneras de encontrar a esos delincuentes. “Se tendría que montar una infraestructura enorme para retener esos datos. La buena noticia es que nos adherimos al Convenio sobre Ciberdelincuencia de Budapest que nos presionará para lograr esas leyes que permitan a las autoridades tener información tanto de nuestro país como del extranjero”, detalló el oficial.
Hoy día, manifestó el comisario, la legislación no permite a un investigador crear un perfil falso y entrar a un grupo de WhatsApp de delincuentes para descubrirlos in fraganti, porque no existe la figura del agente encubierto en línea, resaltó.
Clonación de tarjetas no se detiene
En otro orden, la clonación de tarjetas de crédito también mostró un aumento exponencial durante la pandemia. Este fenómeno se da principalmente debido a que el aislamiento fomentó las compras en línea a través de tarjetas de crédito. Este uso es aprovechado por los delincuentes para desarrollar sus habilidades de engaño y, a través de la ingeniería social, sacar información privilegiada a los desprevenidos. “Tenemos tres denuncias por día por fraude o utilización irregular de tarjetas. Tenemos muchísimos casos de fraude y de robos a través de WhatsApp”, remarcó el comisario.
En cuanto al modus operandi de los delincuentes, fingen llamar del banco y convencen a la víctima de que están disponiendo de un crédito. Allí le sacan datos confidenciales de su cuenta, según describió el oficial, quien recomendó a la gente no comprar en línea de sitios no oficiales con tarjeta de crédito, sino siempre ingresar a las páginas oficiales de los productos. Es más, si es posible, se debe llamar a la empresa y cerciorarse de que estamos contactando con el comercio correcto antes de proporcionar datos de nuestra tarjeta.