Cargando...
Los manifestantes protestaron por la inclinación de sus líderes hacia Rusia y la corrupción al más alto nivel que estaba arruinando la economía del país, sus colegios y su sistema sanitario. Los ucranianos morían, dijeron los abogados de los pacientes, porque personas de alto nivel robaban el dinero destinado a los medicamentos y el material que salvan vidas.
Zhukovska dice que no podía pagar un soborno de 3 mil dólares para conseguir un trabajo en un hospital de ciudad. En cambio, trabajó en un centro sanitario rural sin calefacción ni medicinas. “Nada”, afirmó. La estructura “parecía una ruina antigua”.
En diciembre de 2013 se unió a las crecientes protestas antigubernamentales en Kiev: se ofreció como voluntaria para tratar a los manifestantes golpeados por las fuerzas del gobierno.
El 20 de febrero de 2014, aplicaba vendas cuando la bala de un francotirador le atravesó el cuello. La bala pasó a menos de una pulgada de su arteria carótida, cuenta.
Mientras una ambulancia la llevaba al hospital, tuiteó: “Me muero”.
Fue el día conocido como la ‘Masacre de los francotiradores’. Cuando acabó el día, Zhukovska había sobrevivido, pero docenas de personas habían sido asesinadas por francotiradores de la policía quienes arrojaron fuego sobre los manifestantes desde tejados.
Lea más: Dinero sucio se mueve impunemente en el mercado financiero mundial
La historia de lucha y dolor de Zhukovska es parecida a las historias del ciudadano medio alrededor del mundo que sufre mientras políticos corruptos y sus allegados –en Ucrania y en otros lugares—se enriquecen con la ayuda de bancos de renombre con presencia mundial.
A principios de 2014, la joven enfermera aún se curaba en el hospital cuando Yanukovych escapó del país. Lo mismo hizo su asesor más cercano, el jefe de gabinete Andriy Klyuyev, quien había destacado como un despiadado rostro de la represión.
Ambos acabaron en el exilio en Rusia; ambos son buscados por las autoridades ucranianas y enfrentan sanciones del gobierno de Estados Unidos, que les acusa de malversar fondos públicos y subvertir la democracia ucraniana.
Una investigación posterior encontró que Activ Solar, una empresa de energía solar gestionada por la familia de Klyuyev, ganó cientos de millones de dólares en supuestos préstamos de bancos públicos estatales. Sus activos se canalizaron a través de una red de sociedades offshore controladas por miembros de la familia Klyuyev, según un informe de la Unidad de Inteligencia Financiera de Ucrania.
El caso Activ Solar formó parte de una orgía de corrupción bajo el mandato de Yanukovych, que incluyó una red de sociedades vinculadas al hermano de Klyuyev, Serhiy, la compra del palacio presidencial de Ucrania y del Monasterio Mezhyhirya, donde Yanukovych vivía, por un módico precio. El palacio, que contaba con un zoo completo con avestruces y una réplica de un galeón español para hacer cruceros en el río Dnieper, se convirtió en un símbolo de la decadencia del régimen.
Como siempre, los ingresos derivados de la corrupción necesitan un lugar para esconderse. En su camino, muchos pasaron por Manhattan.
Lencería y botas hasta las rodillas
En enero de 2010, mientras Yanukovych ganaba la primera ronda de las elecciones presidenciales de Ucrania, alguien registró una compañía en el registro mercantil de Reino Unido –llamado Companies House--, una agencia gubernamental criticada durante mucho tiempo por otorgar legitimidad a sociedades con propietarios ocultos.
La nueva sociedad, NoviRex Sales LLP, afirmó que se dedicaba al negocio de los “electrodomésticos”, pero su papeleo sugería que algo más estaba sucediendo.
La sociedad registró su dirección oficial en una pequeña tienda de Cardiff, Gales. Ahora ocupada por un salón de uñas, esta misma dirección ha sido usada por centenares de sociedades registradas en Companies House.
Los propietarios anotados por NoviRex eran otras dos compañías, ambas registradas en las Islas Vírgenes Británicas sin propietarios claros. Estas dos mismas sociedades de BVI aparecían como dueñas de miles de compañías más de Companies House – muchas registradas en la misma tienda de Cardiff.
Los registros muestran que las dos compañías que poseían NoviRex también eran, a la par, propietarias de empresas vinculadas a presuntas manipulaciones y otros actos corruptos, gran parte de ellos centrados en Ucrania.
Los FinCEN Files muestran que NoviRex pronto empezó a gestionar pagos con ritmo y montos elevados. Para un negocio local de electrodomésticos, algunos de los justificantes que NoviRex proporcionó para los pagos eran extraños: 200 mil dólares en “lencería” para una sociedad de Islas Vírgenes Británicas; 34 mil dólares en “pegatinas para el teclado” de una firma de Hong Kong; cerca de 400 mil dólares en “botas hasta la rodillas” de otra sociedad de Hong Kong.
Mientras NoviRex movía millones de dólares a través del sistema bancario global, sus estados financieros indicaban que básicamente estaba moribunda, pues gastaba menos de 2 mil 500 dólares al año.
NoviRex envió todos sus pagos a través de bancos en jurisdicciones conocidas como centros de lavado de dinero, como el ABVL Bank de Letonia.
Pero para mover dólares, NoviRex necesitaba más que unos dudosos bancos letones: requería de una institución global con acceso a cuentas en la filial de Nueva York del Sistema de la Reserva Federal de Estados Unidos. NoviRex necesitaba a JPMorgan Chase.
El<b> </b>intermediario
Con raíces que se remontan a las figuras de Aaron Burr y Alexander Hamilton de la era de la Revolución de Estados Unidos, el gigante bancario mundial proporcionó a ABLV una cuenta en dólares estadounidenses en Nueva York, que permitió al banco letón a ofrecer cuentas en dólares a sus propios clientes, incluido NoviRex.
Si bien la USA Patriot ACT de 2001 obligó los bancos a verificar cuidadosamente a sus socios bancarios extranjeros, JPMorgan intensificó el negocio de suministro de cuentas en dólares estadounidenses: En 2003, se había convertido en el líder global de la “banca intermediaria”, procesando más de 2 billones de dólares cada día para clientes de 3 mil 500 bancos extranjeros de 46 países, incluida Europa del Este, donde la ley era débil y la corrupción rampante.
En 2004, el FinCEN emitió una alerta a los bancos globales sobre los bancos de Europa del Este y sus clientes de sociedades de papel. Informó que 4 mil millones de dólares se habían calificado como transacciones sospechosas desde 1996.
En 2005, el año en el que Jamie Dimon fue nombrado consejero delegado de JPMorgan, el FinCEN advirtió de que los bancos letones y su “considerable” base de clientes no letones “continúan representando un riesgo significativo de blanqueo de dinero”. FinCEN afirmó: “Muchas de las instituciones letonas no parecen servir a la comunidad letona, sino a sospechosas sociedades de papel privadas extranjeras”. FinCEN afirmó que los 23 bancos de Letonia poseían entonces unos 5 mil millones de dólares en depósitos de personas “no residentes”, principalmente de Rusia y otras partes de la antigua Unión Soviética.
Este era el mercado de JPMorgan.
Al permitir una transferencia, un banco intermediario deduce la cantidad de la transferencia en la cuenta del banco de origen; lo incorpora a la cuenta del banco receptor, y cobra una comisión. En algunos casos, JPMorgan convertía pagos realizados desde una cuenta en moneda local, el hryvnia de Ucrania por ejemplo, a dólares para luego enviarlos a la cuenta receptora. Esto generaba más comisiones para JPMorgan.
JPMorgan estaba abriendo las puertas del sistema para sus clientes, incluyendo sociedades de papel anónimas como NoviRex.
A cambio de este poder de control, y las comisiones que acarrea, la Ley de Estados Unidos exige a JPMorgan y otros bancos similares a controlar cada transacción autorizada a petición de bancos extranjeros –y a examinar a los bancos extranjeros con los que hacen negocios.
Una investigación posterior encontró que el 90% de los clientes de ABLV eran considerados “de alto riesgo” por el propio ABLV, principalmente porque eran sociedades de papel registradas en jurisdicciones secretas.
Algunas de estas empresas de fachada movían miles de millones de dólares relacionadas con actos de corrupción en Ucrania. Los reguladores estadunidenses concluyeron que ABLV había institucionalizado el lavado de dinero como “un pilar de los negocios del banco”, realizado ventas agresivas de esquemas de lavado de dinero a clientes, y producido documentación fraudulenta de “la mayor calidad” para apoyar estos esquemas. A la par, sobornaba a funcionarios letones para proteger al banco de cualquier amenaza sobre su modelo de negocio.
Dos expertos en delitos financieros que comprobaron las transacciones de NoviRex a petición del ICIJ afirmaron que las señales de lavado de dinero eran claras. NoviRex se había comportado como ningún negocio legítimo lo hubiera hecho.
“Si yo estuviera en JPMorgan y viera esto, estaría pensando: ‘Esto es horroroso’”, afirmó Martin Woods, uno de los expertos y antiguo detective de policía en Reino Unido. “¿Qué empresa normal compra ordenadores, lencería y cubos?”
A principios de 2014, mientras los ciudadanos llenaban las calles para protestar contra Yanukovych, Klyuyev y otros líderes gubernamentales, NoviRex había movido más de 188 millones de dólares.
El cierre
Mientras tanto, JPMorgan estaba avanzando. A finales de 2014 había cerrado cuentas corresponsales de unos 500 bancos internacionales, incluyendo bancos de Letonia, de acuerdo con un empleado de un grupo de intercambio bancario letón.
En un informe de diciembre de 2014 a sus accionistas, el banco admitió “errores realizados y lecciones aprendidas de nuestras experiencias como banca corresponsal extranjera”. “Cada empresa tiene errores (y nosotros hemos hecho unos cuantos), pero el contraste de una gran empresa es lo que hace en respuesta”, escribió Dimon, el CEO, en una carta. No mencionó Ucrania ni Letonia, o ABLV o NoviRex.
Tampoco mencionó que, justo antes del cierre, los reguladores de Estados Unidos habían emitido una evaluación aterradora sobre las salvaguardas contra el blanqueo de dinero de JPMorgan y ordenado al banco que revisara sus prácticas de banca intermediaria.
Por aquel entonces, la hacienda de Ucrania había sido saqueada, y JPMorgan había embolsado los honorarios. El grupo de servicios de tesorería de JPMorgan, la matriz de su negocio de banca corresponsal, informó sobre un beneficio de 4 mil 130 millones de dólares en 2013. La remuneración total de Dimon en 2014 fue de 20 millones de dólares.
La historia de NoviRex pudo haber acabado aquí. Pero en noviembre de 2016, Donald Trump fue elegido el 45º presidente de Estados Unidos. Justo después, el Departamento de Justicia nombró a Robert Mueller como fiscal especial para investigar la interferencia del gobierno de Rusia en las elecciones y otros asuntos relacionados con Trump y sus socios.
Uno de estos socios era Paul Manafort, el que fuera jefe de la campaña presidencial de Trump.
Pena de muerte
Manafort también trabajó como consultor y cabildero para el antiguo presidente de Ucrania, Yanukovych. Los FinCEN Files muestran que empleados de la oficina de cumplimiento de JPMorgan en Columbus, Ohio, se mostraron preocupados por investigaciones de la prensa de Ucrania sobre pagos secretos realizados a sociedades pantallas manejadas por Manafort y maquillados como compras de material informático.
El banco advirtió de que NoviRex había realizado estos pagos.
A medida que se intensificaba el escrutinio sobre los acuerdos extranjeros de Manafort, según muestran los FinCEN Files, JPMorgan envió más informes de actividad sospechosa, en los cuales detalló –años después de los hechos-- pagos por millones de dólares al consultor, sus socios y sus negocios.
En el juicio contra Manafort de 2018, el nombre de NoviRex surgió como una de las muchas sociedades de papel que los oligarcas
ucranianos utilizaron para canalizar los pagos del trabajo de cabildeo político de las propias empresas fantasmas de Manafort. En total, NoviRex pagó de forma secreta 4 millones 190 mil dólares a Manafort en nombre del Partido de las Regiones de Yanukovych.
Al final, Manafort fue condenado por fraude bancario, por no haber informado de una cuenta bancaria extranjera y por otros delitos.
En uno de las sesiones judiciales contra Manafort, su antiguo socio de negocios, Rick Gates, reveló finalmente la identidad de la persona detrás de NoviRex: Klyuyev, la mano derecha de Yanukovych.
La ayuda de JPMorgan permitió a la sociedad de Klyuyev no aparecer nunca durante el juicio.
En total, según muestran los FinCEN Files, entre 2010 y 2015 JPMorgan ejecutó 706 transacciones por un importe total de al menos 230 millones de dólares para NoviRex. La mayor parte de este dinero fue a parar a sociedades registradas en paraísos fiscales secretos.
En 2018, FinCEN declaró a ABLV como una “preocupación de primer orden en lavado de dinero” que había movido “miles de millones de dólares” para magnates ucranios acusados de extraer activos estatales. El FinCEN prohibió a los bancos de Estados Unidos facilitar acceso a ABLV a cuentas intermediarias de Estados Unidos; un paso conocido en círculos financieros como la “pena de muerte”. ABLV está ahora en liquidación, y algunos de sus ejecutivos han sido arrestados por las autoridades letonas.
En respuesta a preguntas de ICIJ, un vocero de ABLV dijo que durante la fase de liquidación, un auditor está llevando a cabo una revisión de los exclientes del banco y sus transacciones. Añadió: “No podemos hacer comentarios públicos sobre una persona física o moral”.
Siga aquí la investigación completa.