Comerciantes, desempleados y distintas asociaciones cerraron el paso fronterizo e impidieron la circulación de camiones que realizan importación y exportación entre Brasil y Paraguay. Los manifestantes exigen la “reapertura inteligente” de la frontera ante la catastrófica situación económica que afecta a la ciudad, cuyo comercio permanece cerrado desde marzo último. “Más de 100 camiones entran y salen todos los días de nuestro país al Brasil, y viceversa, solo por Salto, y una incontable cantidad de personas trabajan día y noche en contrabando, pero solo se evita que entren los turistas”, dijo Ever Verón, vocero.
El cierre de la frontera tuvo impacto directo en miles de empleos y la caída estrepitosa del poder adquisitivo del 90% de la población, compuesta por 40 mil habitantes, aproximadamente. Se cree que al menos 300 comerciantes ya abandonaron la ciudad, ante la falta de un auxilio financiero. La sede del Banco Nacional de Fomento (BNF) en la ciudad solo concede crédito a sojeros y amigos, y desoye a los mipymes, según denuncias recibidas.