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Acevedo culpó directamente a la Fiscalía por no intervenir en la boda de la hija del expresidente de la República Horacio Cartes, un evento que fue duramente cuestionado y en donde se habrían violado los protocolos sanitarios vigentes por la cuarentena del coronavirus.
El titular de Interior visitó este jueves los estudios de ABC Cardinal y explicó que llamó dos veces a Sandra Quiñónez, fiscala general del Estado, para que por lo menos “se vaya a mirar” el sitio donde se celebró la boda, un local en una fracción conocida como Suiza del Norte, entre San Bernardino y Altos.
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Acevedo contó que Quiñónez, en la primera llamada, le dijo que la autorización para la boda estaba a cargo de Vigilancia Sanitaria, dependiente del Ministerio de Salud. Tras recibir este dato, manifestó que llamó a Julio Mazzoleni, ministro de Salud, quien le respondió que esa dependencia nada tenía que ver con una autorización y que ellos no tenían la capacidad de intervenir en el casamiento; es decir, Mazzoleni le “tiró la pelota” a la Fiscalía.
“Yo no tengo nada en contra de las bodas. Ante ese acontecimiento lo primero que hice con el comandante de la Policía fue tener mucha prudencia y no hacer mucha movilización. Le llamé a Sandra Quiñónez el sábado, pero el viernes yo, más o menos, tenía ya la película. Le dije que vayamos a ver y me dijo: ‘Esa no es la función nuestra, es la función de Vigilancia Sanitaria'. Le hablo a Mazzoleni y le dije que tenemos que tener autoridad moral. (Mazzoleni) me dice que va a consultar con Asesoría y me dice que Asesoría Jurídica le contestó que ‘nosotros no tenemos facultades para hacer esto’”, recordó.
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Acevedo contó que, tras esto, llamó de vuelta a la fiscala general del Estado, quien le respondió que “no quería inconvenientes” y reiteró que la autorización estaba en manos del MSP. El ministro del Interior dijo que no insistió más porque consideró que Quiñónez seguía firme en su posición de no intervenir.
“Hablé con Sandra (…) Les dije: ‘Entren, felicítenles a los novios y controlen’. Siempre tratamos de mantener a la Policía lejos, las patrulleras fueron solo para ver si fueron los fiscales. La respuesta (de quiénes impidieron los controles) es muy obvia. No voy a hacerme cargo de las negligencias del Ministerio Público”, indicó Acevedo.
Influenciado, no secuestrado
Para el ministro del Interior, esta situación y otras, como la del empresario Karim Salum, quien está ligado al Grupo Cartes y en abril pasado intentó librarse de hacer cuarentena en un albergue del Estado, o del protocolo especialmente preparado para el expresidente argentino Mauricio Macri, que se reunió con Cartes en julio, fueron “tolerancias” que se tuvieron y que no significan que el expresidente tenga “secuestrado” al actual jefe de Estado, Mario Abdo.
Euclides calificó de “una percepción” el hecho de que Cartes controle realmente el gobierno de Marito. “Está influenciado, tal vez. Ni secuestrado ni dominado. Si el señor Abdo está secuestrado tenemos que marcharnos todos”, sostuvo.
Evita caso Messer
El ministro del Interior evitó comentar sobre la delación hecha por Darío Messer, “hermano del alma” del expresidente Horacio Cartes, que implicó —según fuentes de la Policía a la cadena CNN Brasil— al banco Basa dentro del esquema de lavado de dinero del que formaba parte el “doleiro”.
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“No me atrevo (a opinar). Solo voy a decir que las delaciones premiadas son, muchas veces, instrumentos políticos. Yo creo que tendríamos que estar atentos a lo que pasa en Brasil”, opinó.
“Un 3 mbareté porã”
Euclides también fue consultado sobre la cuarentena sanitaria y si existe la posibilidad de retroceder fases, lo que confirmó que podría ocurrir. Sin embargo, dijo que volver a la fase 0 sería “extremadamente peligroso”. Aseguró que lo que se debe cumplir son todos los protocolos sanitarios.
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Por último, consultado sobre el riesgo de una crispación social, una reacción ciudadana, expresó que, de la escala del uno al 10, hay un “3 mbareté porã” (3 fuerte) y que la ciudadanía busca certidumbre en las decisiones que se anuncien.
“Hay cada vez más (riesgo de crispación social). Yo puedo perseguir (a quienes incumplen la cuarentena o reaccionan), pero al que de repente roba para comer, mi comportamiento será diferente. Una cosa son los vándalos y otros los hartos de la incertidumbre”, concluyó.