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“Sugerir abrir la frontera en estas condiciones es totalmente impensable”, señaló el intendente Carlos César Haitter, quien lamentó que el Gobierno central no haya equipado hasta ahora el hospital cabecera del departamento de Canindeyú, con sede en ésta ciudad.
La misma preocupación vienen manifestando los gremios de comerciantes, quienes, si bien defienden una “apertura inteligente” de la frontera lo antes posible, expresan temor por un contagio masivo sin que haya en todo el departamento un solo respirador; mucho menos una cama de terapia intensiva.
Según confirmaron, los responsables de la XIV Región Sanitaria, en todo lo que va de la cuarentena sanitaria, el Ministerio solo envió al hospital regional siete camas convencionales, que serán utilizadas en la nueva sala de urgencia que construyó la gobernación.
La región solo fue beneficiada con la contratación temporal de unos 70 profesionales, entre médicos, bioquímicos y enfermeras. Sin embargo, en caso de aumento del Covid-19 no habrá lugares para que los profesionales puedan atenderles.
IPS, cada vez peor
Tampoco el Instituto de Previsión Social (IPS) realizó inversiones en la zona, dentro ni fuera de la pandemia. Dicha institución, que funciona en un local alquilado y con lo más elemental, solo cuenta con un Puesto de Salud que ofrece consultas a una ínfima cantidad de pacientes, de lunes a viernes, y casi no cuenta con medicamentos. Tampoco tiene laboratorio ni camas de internación. Menos aún respirador o terapia.
Los directivos y médicos que tienen contrato con dicha institución, en su mayoría tiene otras ocupaciones prioritarias, ya sea en otros servicios públicos o privados, como es el caso de su directora, Agustina Nacayama. La misma, aparte de trabajar en su clínica privada, es directora de la Facultad de enfermería de la Universidad Nacional de Canindeyú (UNICAN).