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Los niños, al igual que los adultos mayores, al estar dentro del grupo vulnerable, fueron los más protegidos desde el inicio de la pandemia del COVID-19. Muchos llevan cien días sin salir de sus casas. Sus vidas cambiaron drásticamente y tuvieron que familiarizarse con palabras extrañas para ellos como: “tapabocas”, “virus”, “transmisión”, “distanciamiento”, “infectados”, “muertos”, entre otras. Debieron adaptarse a medidas extremas de higiene y a ver rostros de adultos preocupados.
Las herramientas de entretenimiento como la televisión y los aparatos como tablets, teléfonos celulares, y por supuesto, la conectividad a internet, que anteriormente eran tan cotizados por los más pequeños, de repente no fueron suficientes. Empezaron a reclamar poder ir al parque, a la casa de sus primos, abuelos, al cine y a la escuela, en donde además de aprender, se encontraban con sus amigos.
El 100% de los niños entrevistados para esta nota, al ser consultados acera de qué es lo que más extrañan en esta cuarentena, respondieron: la escuela. “Aunque después seguro me voy a arrepentir, ahora lo que más quiero es volver a la escuela”, fue una de las respuestas más comunes.
Entrevistamos a niños de diferentes edades y que viven la cuarentena en circunstancias diferentes.
En el caso de los niños de la etapa inicial, que estaban experimentando con el jardín de infantes o el preescolar lo que es tener una maestra, hacer amigos, realizar sus primeras tareas, tuvieron que quedarse con los recuerdos de esos pocos días y adecuarse a hacerlo todo frente a una pantalla.
Los niños de la etapa escolar básica, por su parte, cuestionan las clases virtuales y lamentan tener que hacer tareas grupales a través de WhatsApp o en otras plataformas en línea. Extrañan a sus compañeros y las clases presenciales.
“Ahora tenemos más tareas y menos explicaciones de las materias. Ahora me preocupa que coincidan los horarios de las clases virtuales o que en el grupo de Whatsapp se de una tarea y yo no me entere”. (María Paula, 11 años).
“El classroom es complicado. Estoy de 13:00 a 17:00 haciendo tareas frente a la computadora. Extraño muchísimo la escuela, a mis amigas y las clases de educación física”. (Johana, 11 años).
“Quiero volver a la escuela. Las clases virtuales no me gustan porque a veces falla el internet, hay interferencias y no se escucha bien lo que dice la maestra”. (María Valentina, 9 años).
“No me gustan las clases virtuales. No es lo mismo que un profesor explique en clase a que haya una comunicación a distancia” (Matías, 13 años).
“Paso muchas horas frente a la computadora haciendo las tareas del colegio. Extraño mucho a mis compañeros, el recreo, el fútbol y el taekwondo” (Zenit, 12 años).
“Me gustaban más las clases en la escuela que el classroom. No nos explican de la misma forma y el internet no siempre funciona bien. Las clases son en horarios diferentes y al final con mi hermano nos pasamos a veces todo el día haciendo tareas”. (Alhelí, 8 años).
“Extraño a mi profe y a mis compañeros. Quiero ir a la escuela”. (Fabrizio, 7 años).
“Extraño las clases en la escuela. Ya no quiero ver los videos para bebés que nos ponen en el classroom” (José Leónidas, 6 años).
“Extraño mucho a mis amigos y a mi profe Ana Liz. Les extraño y les amo mucho” (Giuliana, 5 años).
“Yo fui a la escuela, pero luego ya no, por el coronavirus. Quiero volver. Mi profe se llama Leti y mi amiga, Sofi”. (Lucero, 4 años).
“Quiero volver a la escuela. Extraño a mis compañeros. La mejor manera de vernos ahora es haciendo videollamadas” (Emmanuel, 6 años).
En espera de la vacuna para poder salir con más tranquilidad
Familiarizados con la pandemia, los niños saben perfectamente qué es el coronavirus, donde se originó, como se transmite y como se evita su propagación. Entienden la importancia de las medidas sanitarias pero admiten que les cuesta el uso de tapabocas y las medidas extremas de higiene y desinfección.
Señalaron que tuvieron que acostumbrarse a no abrazar a sus padres cuando estos llegan del trabajo o del supermercado y a ver a sus abuelos por videollamadas.
No importa la edad, todos saben la gravedad de la enfermedad y cómo Paraguay se destacó en el mundo por la manera en que encaró la situación. Dijeron que esperan que los doctores encuentren la vacuna contra el coronavirus, lo antes posible. Demostraron su preocupación por la salud de sus abuelos y manifestaron su solidaridad con los países vecinos.
Crear pasatiempos todos los días
Las largas horas encerrados en casa son “salvadas” por juegos de mesa, videojuegos, libros, las artes, tareas de la escuela y hasta algunas tareas del hogar. Las mascotas también cumplen un rol muy importante en la vida de los niños, ya que en algunos casos son los únicos “amigos” con los que pueden jugar y pasar el tiempo.
Los padres se ingenian creando nuevas actividades como juegos que involucren a toda la familia, también experimentan con recetas en la cocina y fogatas en el patio.
Hijos únicos y niños en apartamento
En el caso de los niños que tienen hermanos, la cuarentena fue un poco más llevadera, según los padres. Por otro lado, los más afectados son los hijos o hijas únicos. Sí también, aquellos que tienen patio la están pasando mejor que aquellos que viven en apartamentos y no han podido salir a parques o jardines.
“Vivimos en un apartamento y mi hija está encerrada desde el 10 de marzo. A medida que fue avanzando la cuarentena inteligente, pudimos sacarla a pasear en auto, pero sin bajarse ni tener contacto con otras personas. Es lo que pudimos hacer por ella, porque está afectada por la situación. Es hija única y tener una mascota le ayuda mucho”, señaló Johnny González, padre de Johana.
“Para Emmanuel, la cuarentena es muy difícil de sobrellevar ya que al ser hijo único y además hiperactivo-como todos los niños de su edad-, el encierro le limita en la posibilidad de interactuar con otros niños y quemar esas energías”, comentó Gladys Benítez, mamá de Emmanuel.
“Zenit se cambió de colegio justo este año y apenas al mes de haber iniciado las clases se dio el abrupto cambio. Casi ni tuvo tiempo de conocer a sus compañeros. Con las clases virtuales, tuvimos que comprarle un celular antes de lo pensado. Ahora se pasa casi todo el día conectada a la computadora, tablet y celular para hacer tareas y coordinar trabajos grupales con sus compañeros”, Silvana Bogarín, madre de Zenit.
"Maxi es hijo único y no ve a sus abuelos desde el 10 de marzo. Para animarle un poco trajimos un conejo a la casa y son muy amigos. Ahora, con la fase tres de la cuarentena, salió después de tres meses a un parque. Cuando le dije que íbamos a salir, me dijo: ‘¿Y la enfermedad, el virus en la calle?’ Ahí me di cuenta de que entendió todo lo que le venía explicando durante el confinamiento”, contó Lorena Aponte, madre de Maximiliano (4 años).
Los que no sintieron la cuarentena
Existe una gran cantidad de niños que no sintieron la cuarentena debido a las circunstancias en las que les toca vivir. Como en el caso de los pequeños a quien llamaremos María y Juan, dos hermanitos que recorren las calles en compañía de su mamá, que se dedica a juntar cartón para vender.
María y Juan no tenían tapabocas y ayudaban a su mamá a recolectar cartones que encontraban en las calles y basureros de locales comerciales. Aunque no dijeron mucho, sabían que había una enfermedad muy grave que afectaba a todo el mundo. Pero no respondieron acerca de cómo se podría evitar el contagio o cuáles eran los síntomas.
La madre, por su parte, tenía puesto un viejo tapabocas, pero en el mentón. Se limitó a decir que la cuarentena afectó mucho su trabajo de recolectora y que había muy poco cartón en las calles. “La situación está difícil, no hay trabajo”, manifestó.
Los niños como María y Juan también son una realidad de nuestro país. Ellos no diferencian entre el antes y después de la cuarentena, ni cumplen las estrictas medidas de salubridad, ni están encerrados, ni aburridos.
Por su parte, Raquel, una niña de la zona del Bañado Sur, estaba informada sobre el coronavirus, aunque no tenía tapabocas. Comentó que la diferencia que sintió es que ya no va a la escuela y que su familia recibió varias donaciones de alimentos y ropa durante la crisis.
Recién nacidos y niños pequeños, encerrados
Padres de bebés que nacieron en plena cuarentena, señalaron que recibir a un nuevo integrante de la familia en esta época fue un desafío mayor desde el punto de vista que se debía cuidar al bebé de situaciones extras, al cuidado normal de un recién nacido. Se adoptaron medidas extremas de higiene, especialmente al regresar a la casa del trabajo o del supermercado.
Así también, padres de niños entre 1 y 3 años, mencionaron que es difícil privar al niño de correr, pasear, visitar a sus abuelos, familiares y tener contacto con otros niños.
“Entrar a la casa y que el bebé te extienda sus bracitos y uno no pueda alzarle porque antes debe pasar por todo el protocolo de desinfección fue algo diferente. También se sintió mucho el hecho de que los familiares no puedan conocerlo, los abuelos, los tíos”, relató Marcos, padre de Junior, que nació en enero.
“Junior nació y no conoce a nadie más que a sus padres y a su pediatra. Está pasando sus primeros meses sin conocer a otras personas, conocer un jardín, animales, pequeñas cosas que hacen al desarrollo de un niño”, añadió.
“Matías tenía un año y siete meses cuando arrancó la cuarentena. Cuando se estaba adaptando a la guardería, dejó de ir. Dejó de salir a la calle. Vivimos en un apartamento y todos los días corre de la sala al comedor y a las habitaciones, lo que hizo que la inquilina del piso de abajo se quejara. Mati sube a su cochecito con el que salía a pasear y nos dice “¡Calle!”, “¡Calle!””, cuenta Silvana, mamá de Matías.
Fase tres de la cuarentena: un respiro
Ahora, con el inicio de la fase tres de la cuarentena inteligente, los niños finalmente podrán ir a parques, aunque bajo las medidas sanitarias establecidas y no deberán tener contacto con otros niños aun. Al menos podrán volver a tener contacto con el aire puro, las plantas, árboles y aves.
Los niños podrán realizar actividades físicas en parques y practicar deportes individuales. Los resultados de esta fase permitirán el paso a la siguiente y así de a poco volver a la “normalidad” tan anhelada.
En nuestro país, actualmente existen 1.296 casos confirmados de COVID-19, 12 fallecidos y 673 recuperados.