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Lo que comentaron los veteranos de la Guerra del Chaco es que, al término de la contienda, cada quien retornó a sus hogares como un ciudadano común a luchar por la subsistencia, formar su familia y trabajar para comprarse un pedazo de tierra. El Gobierno “no nos regaló nada, pese a que se contaba con varios terrenos fiscales en este departamento”, comentó el excombatiente Escolástico Báez, de la compañía Cerro Pinto de Carapeguá.
Don Colá, como es conocido en su comunidad, a los 103 años con orgullo dijo que a los 17 años salió a defender a su patria con honor y luchó durante tres años, pasó hambre, frío, tristeza. ”Me alisté sin dudar porque dije que nadie debe despojarnos ni un pedazo de tierra y menos sin luchar”, reveló.
Sin embargo, dijo que al terminar la Guerra del Chaco, en 1935, regresó a su comunidad Cerro Pinto y tuvo que trabajar duro para comprarse un pedazo de tierra. Él vive bajo el cuidado de su hija Anacleta Báez.
Enrique Caballero (Acahay), otro veterano de la Guerra del Chaco, dijo que a los 15 años se arriesgó para defender la patria pese a las adversidades. Él cayó herido y fue capturado y llevado a Bolivia como esclavo, donde permaneció por dos años. Comentó que en una de las batallas fue herido en la columna y cayó en medio del matorral. Los soldados adversarios pasaron cerca de él y, alertados por la cantidad de moscas que posaban sobre su cuerpo, se percataron de que aún estaba con vida.
Recordó que en ese momento pensó que era su fin. Sin embargo, los bolivianos le perdonaron su vida y fue tomado como prisionero de guerra y trasladado a un hospital en la ciudad de Cochabamba. En dicho lugar se recuperó, pero no le sacaron la bala porque estaba cerca de la columna y si se la extraían podría quedar sin caminar.
Al recibir su alta, a los 22 días de su internación, fue obligado a ir a una cantera a romper piedras con un pico en mano. Luego de dos años, a través de un intercambio de prisioneros, entre los 10 elegidos tuvo la oportunidad de volver al Paraguay. El veterano vive aún con su esposa María Andresa (98). Tuvieron 11 hijos y más de 30 nietos, bisnietos y hasta tataranietos.
El otro excombatiente, Sixto Vázquez (Sapucái), quien el domingo último cumplió 104 años, es el más longevo entre los veteranos y una reliquia departamental. Actualmente, vive con su hija Idalina Vázquez Vda. de Chávez. Recordó que a los 15 años junto con su hermano mayor Eliodoro (+) fueron a defender a la patria.
Al término de la guerra, los dos hermanos retornaron a su vivienda y como tenía experiencia en manejo arsenal en la Guerra del Chaco consiguió trabajo en los talleres de la exestación de tren Carlos Antonio López que funcionaba en este distrito.
Se casó con Idalina Antonia Alfonzo, con quien tuvieron 14 hijos, de los cuales dos ya fallecieron. Actualmente, cuenta con 46 nietos, 50 bisnietos y 15 tataranietos.
El excombatiente Roberto Villagra Alcaraz (Yaguarón) es el actual presidente de la Unión Paraguaya de Veteranos (UPV) de esta ciudad. Nació en la ciudad de Gral. Patricio Escobar, del departamento de Paraguarí. El domingo último festejó sus 103 años de vida. Este año fue diferente, ya que la fiesta de la comunidad se vio resentida por la pandemia y sus 8 hijos (5+), 50 nietos, 25 bisnietos, se están reservando para festejar en otra ocasión un encuentro familiar.
Recordó que fue uno de los que construyeron el Fortín Vanguardia y llegó con su regimiento al cruce La Victoria. Estuvo en la batalla de Karanda’ yty-Cruce La Victoria, cuando terminó la guerra. Sirvió en el Regimiento 8 de Caballería Gral. Duarte.
El veterano Canuto Rolón (Paraguarí), el hombre que llegó a la contienda chaqueña a sus 17 años, ahora a sus 103 años sigue batallando bajo el cuidado de su esposa María Antonia Álvarez y sus 4 hijos: tres varones y una mujer. Es considerado el hombre más longevo de este distrito. Hoy día se encuentra delicado de salud en cama, bajo estricto control de sus familiares.