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El mundo se levanta contra el asesinato de Floyd, el 25 de mayo pasado, en manos de policías de Mineápolis. Las protestas contra el racismo tienen su epicentro en Estados Unidos, pero trascendieron sus fronteras y también inundan las redes sociales, con el hashtag #BlackLivesMatter (las vidas de las personas negras importan). En Paraguay, el tema resuena lejano, tal vez porque la presencia de afrodescendientes no es visible.
“Los afroparaguayos somos más que un baile o una música que aparecen en eventos artísticos cada vez que nos invitan”, afirma Mayeli Villalba, una orgullosa afroparaguaya oriunda de San Pedro. Escucharla hablar sobre sus raíces es como abrir un libro de historia con aire fresco, inquieto y decidido.
Mayeli vive en Asunción, pero actualmente pasa la cuarentena en Ñemby con su mamá. Tiene 34 años, es licenciada en Trabajo Social y fotógrafa. Hace fotografías para varias agencias internacionales y actualmente está trabajando en una investigación visual con fotografías sobre la comunidad afroparaguaya. Recuerda que su tesis de la facultad fue sobre la comunidad Cambá Cuá, e intrigada por sus orígenes, realizó varios estudios sobre escritores afroamericanos.
“Mi familia es de San Pedro, de la ciudad de San José del Rosario. La referente más antigua de mi familia es mi bisabuela Anabella Rojas. El pueblo fue fundado por esclavos traídos aparentemente por la familia de Carlos Antonio López, que quería canalizar un estero y para ello utilizó mano de obra de esclavos”, relató Mayeli.
Discriminación latente
Consultada acerca del nivel de discriminación que existe en Paraguay, Mayeli respondió: “Cuanto más oscura es la piel, más discriminación hay”. Señala que si bien, su piel es más clara que otras, convivió con la discriminación desde pequeña, hasta por los rizos de su cabellera.
“Sufrí discriminación desde pequeña. Pero logré que en la escuela me respetaran mucho. Mi mamá me educó de una forma muy empoderada para poder afrontar lo de afuera. Una va aprendiendo a lidiar y a plantarse con su identidad”, afirmó.
Mayeli comentó que inspirada por sus raíces, investigó y se informó todo lo que pudo sobre la comunidad afro. Todavía lo sigue haciendo. “En 2010 conocí Camba Cuá. Para mí fue muy importante porque por primera vez me pude conectar con un grupo de gente que vivía su identidad con orgullo. Cuando quise investigar, encontré muy poca información. No hay datos, no se visibiliza, no figuramos”, relató.
“Hay una negación por parte del Estado y de la sociedad. Existe un fuerte señalamiento de la no pertenencia. Hasta ahora la gente me pregunta de dónde soy. Por algunos rasgos ya asumen que no soy paraguaya”, comentó.
Reiteró que el Estado debe hacer más que invitarlos a eventos culturales. “Necesitamos acceso a la salud, educación, desarrollarnos como seres humanos, y que el Estado reconozca la violencia hacia nosotros en todos estos años. La mayor violencia es no visibilizarnos. Si no somos visibles no podemos saber quiénes de nosotros están pasando mal o cuántos son asesinados. Necesitamos políticas públicas para la comunidad afroparaguaya”, resaltó.
Recordó que según al censo de 2012, existen solo 3.867 afroparaguayos en el país, pero señaló que de acuerdo al censo realizado en 2007 por la comunidad de Cambá Cuá, en las tres comunidades existentes en el país, hay 7.637, un sinsentido.
“En Paraguay hay tres comunidades afrodescendientes: Cambá Cuá, Cambá Kokué (Paraguarí) y Pardo Libres (Emboscada) que todavía resisten y guardan su historia ancestral. En Asunción existen grupos de mujeres bailarinas y tamborileras, el grupo Kuña Afro, Cambá activistas, Voces negras y otros. Todos seguimos trabajando en recuperar nuestra historia”, afirmó.
En el nombre de Floyd
En cuanto a las protestas masivas que se desataron en Estados Unidos y diversos países tras la muerte del ciudadano afroamericano, George Floyd, en manos de un policía, Mayeli señaló: “Estados Unidos tiene una trayectoria súperlarga de lucha negra. Lo que desató la muerte de George Floyd fue que se haga visible la situación. Es muy interesante porque no es un hecho aislado, pasa en varios lugares. Se generó un levantamiento popular y se invita a que se instale el tema en todo el mundo”, dijo.
“Esto pasa cuando hay una injusticia y eso genera empatía y sensibilidad, que es lo que está pasando ahora”, añadió.