A dos años de su victoria: las cinco crisis más importantes del gobierno de Marito

Hoy se cumplen dos años de que Mario Abdo Benítez fuera electo presidente de la República. En este lapso debió afrontar varias crisis, algunas históricas, como la pandemia que hoy azota al mundo e impacta en todos los aspectos de la vida; pero ninguna fue tan grave para él en lo que respecta a la posibilidad de perder su cargo como la de Itaipú. En julio del año pasado, Marito estuvo a horas de la destitución por haber avalado un acuerdo entreguista con el Brasil. Estas son algunas de las situaciones más recordadas de lo que va de este gobierno, cuyo periodo finaliza en 2023.

El presidente Mario Abdo junto a su esposa Silvana en la noche del domingo 22 de abril de 2018.
El presidente Mario Abdo junto a su esposa Silvana en la noche del domingo 22 de abril de 2018.

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Mario Abdo Benítez, del Partido Colorado, logró 1.206.067 votos en las elecciones presidenciales de 2018, el 22 de abril de ese año. Hoy se cumplen dos años de aquel domingo cuando se confirmó que el Partido Colorado seguiría en el poder de la mano del hijo de uno de los hombres fuertes del stronismo. Segundo quedó Efraín Alegre, de la Gran Alianza Nacional Renovada, una unión del PLRA con el Frente Guasu, con 1.110.464 votos, según datos del Tribunal Superior de Justicia Electoral.

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Hoy peina más canas y el curso de los acontecimientos le dio más embates de los que tal vez haya podido prever. Abdo Benítez atravesó varias crisis desde que asumió la presidencia el 15 de agosto de 2018, incluida una que lo hizo tambalear y casi le costó cargo.

Aquí, las cinco más importantes que el jefe de Estado tuvo que sobrellevar en orden de importancia (y cómo salió de ellas):

Acta entreguista en Itaipú (julio/agosto 2019)

De no haber sobrevivido a las negociaciones políticas en la noche del jueves 1 de agosto, el presidente de la República hoy sería otro. Mario Abdo Benítez logró un acuerdo con el cartismo y salvó a su administración. Su destitución era inminente por el acuerdo entreguista que los representantes paraguayos firmaron el 24 de mayo de 2019 con sus pares del Brasil.

Paraguay no solo cedía derechos sobre la hidroeléctrica, sino que también resolvió la compra de energía eléctrica por un precio más alto hasta el 2023. Las espantosas negociaciones llevadas a cabo por un nefasto equipo se conocieron el 24 de julio, dos meses después de haberse firmado el documento con el país vecino.

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El pedido de juicio político se llegó a presentar en el Congreso. Uno de los grandes artífices para que Abdo pudiera salvar su mandato fue el senador Juan Carlos Galaverna, quien fue el nexo para que el cartismo no le bajara el pulgar al mandatario.

El caso no solo implicó la existencia de un acuerdo sumamente desfavorable para el Paraguay, sino que también se conoció una red vinculada al vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, en torno al lucro que podía tenerse en relación con la posible venta de energía eléctrica de Itaipú a empresas privadas en nuestro país.

Allí apareció el hoy conocido como “Joselo” Rodríguez, ahijado del vicepresidente de la República, Hugo Velázquez, y amigo de su hijo “Totelo” Velázquez; quien llegó a invocar el nombre del segundo del Ejecutivo en las negociaciones que la ANDE debía llevar adelante con Itaipú.

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El caso quedó en la nada, aunque le costó el cargo a algunos. Tuvieron que irse María Epifanía González – titular de la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (SEPRELAD) y madre de “Joselo” Rodríguez–, el que fuera canciller Luis Alberto Castiglioni –hoy senador activo–, el embajador de Paraguay en Brasil, Hugo Saguier Caballero, el director del lado paraguayo de Itaipú, José Alberto Alderete; y Alcides Jiménez, quien fue por corto tiempo presidente de ANDE desde la salida de Pedro Ferreira, a finales de julio.

El juicio político se desactivó. Se constituyó una comisión bicameral que concluyó que varios sabían que el caso era lesivo para el Paraguay. Se envió el caso del Ministerio Público, donde la carpeta está cajoneada al menos desde noviembre del año pasado.

Coronavirus (marzo 2020)

El primer caso registrado en el mundo del nuevo coronavirus, una cepa que mutó en Wuhan, China, se dio el 17 de noviembre de 2019. Casi cuatro meses después, el sábado 7 de marzo de 2020, Paraguay registró oficialmente su primer paciente con este altamente contagioso virus respiratorio.

El martes 10 de marzo, el gobierno de Mario Abdo decidió suspender las clases y declarar emergencia sanitaria en todo el país. El periodo de cuarentena se iniciaba así en una medida casi sin precedentes en nuestro país. Paulatinamente, todo se fue paralizando y la economía mundial entró en una situación de la que nadie sabe cómo se saldrá.

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Este es uno de los desafíos más grandes del presidente de la República. Hasta el momento, las medidas implementadas en Paraguay dan como resultado un número relativamente bajo de contagios y de víctimas: 208 casos confirmados hasta ayer y ocho fallecimientos.

En esta situación Abdo –aprendiendo tal vez de lo sucedido en Itaipú– dejó de lado lo político y sí escuchó a los científicos y médicos del Estado, que le advirtieron sobre la potencial catástrofe que podía darse en nuestro país por el precario sistema de salud que impera hace décadas.

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Las medidas del gobierno fueron celebradas en el contexto internacional por su celeridad en comparación a los países de la región, lo que evitó que más gente se contagie. Sin embargo, la asistencia económica a través de subsidios sigue siendo lenta para gran parte de la población. Los micro, pequeños y medianos empresarios aún no ven una luz de esperanza inmediata pese a las medidas financieras que se tomaron para paliar el impacto en la economía paraguaya.

Esta historia se sigue escribiendo, y por el bien de todos, la sociedad espera que el gobierno campee el temporal con éxito.

Crisis en el sistema penitenciario

Otro de los momentos que colocó a la gestión gubernamental en el ojo de la tormenta fue la fuga masiva de prisión de peligrosos delincuentes. La crisis en el sistema penitenciario “explotó” con la huída de 75 presos del grupo criminal del Primer Comando da Capital el 19 de enero de este año, una cuestión que quedó “opacada” por el coronavirus. Del total de prófugos solo diez fueron recapturados.

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En este caso, hubo más de 30 imputaciones a policías, guardias y funcionarios de la penitenciaría, pero la investigación fiscal sigue en curso. Las evidencias de una complicidad por parte de decenas de personas que allí estaban eran abrumadoras.

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En un principio, se mencionó incluso que los presos se fugaron por la puerta de la cárcel, aunque casi después de un mes, ya en febrero, se concluyó que todos habían escapado a través de un túnel que, por supuesto, nadie vio con antelación.

Este fue solo uno de los eventos que desnudó la crisis penitenciaria. El 16 de junio pasado hubo una masiva decapitación entre grupos criminales de la cárcel de San Pedro. Diez presos fallecieron. Se conoció también una red corrupta que facilitaba la frecuente salida de reos en complicidad con magistrados de la zona. Este fue el preludio para la renuncia del ministro de Justicia Julio Javier Ríos, reemplazado después por Éber Ovelar, de corto paso por esa cartera que ahora ocupa Cecilia Pérez.

Ríos renunció tras otro vergonzoso evento: el asesinato del comisario Félix Ferrari durante un “rescate” –algunos hablaron de una “entrega”– del narcotraficante Jorge Teófilo Samudio, alias Samura. Fue el 11 de setiembre de 2019 en la Costanera de Asunción, cuando el preso regresaba de Palacio de Justicia de una audiencia que se suspendió en extrañas circunstancias. Este hecho también significó la remoción del entonces comandante de Policía, Walter Vázquez.

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En estos casos existen varios procesos abiertos. Lo que se puede rescatar es que, desde entonces, las audiencias de imposición de medidas para criminales peligrosos se hacen a través de videoconferencias.

El fiasco del caso Lamborghini (setiembre 2019)

El empresario Jorge Antonio Fernández García se reunió con el presidente Abdo el 23 de setiembre de 2019. Decía ser representante de la firma de automóviles Lamborghini para América Latina, pero hubo mucha evidencia de que el hombre –que también se movía con el nombre artístico de Joan Fercí– era un embustero. El hecho desató uno de los escándalos más vergonzosos de lo que va del periodo de Abdo, especialmente en su primer anillo.

Resulta que el mexicano Fernández “se coló” en toda una estructura de control a través del Ministerio de Industria y Presidencia. Abdo tuiteó ese mismo día que el empresario “está explorando el mercado paraguayo con miras a la investigación y desarrollo para la industria de automóviles eléctricos”.

Pronto surgió el rumor de que quien permitió el acceso del empresario fue Julio Ullón, entonces jefe de Gabinete Civil de Abdo. Trascendidos aseguraban que Ullón permitía las audiencias a cambio de dinero. Nada de eso pudo probarse de forma oficial, pero Ullón fue obligado a renunciar el 6 de octubre y su cargo fue ocupado por Juan Ernesto Villamayor, quien dejó el Ministerio del Interior, desgastado por varios hechos de violencia interna. Su cargo sigue siendo ocupado por Euclides Acevedo.

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¿Qué pasó con Fercí y los autos eléctricos? El empresario trató de “limpiar” su nombre por un buen tiempo pese a sus nada favorables antecedentes. Luego se “esfumó” con la velocidad de un Lamborghini.

El caso “Ronaldinho” (marzo 2020)

Otra vergüenza, pero esta vez internacional. Ronaldo de Assis Moreira, ahora con 40 años, visitó Paraguay en varias ocasiones y en todas regresó, menos tras su visita del 4 de marzo pasado cuando, con un pasaporte falso en donde figuraba como nacionalizado paraguayo, cruzó Migraciones del Silvio Pettirossi.

“Ronaldinho”, el “Gaúcho”, llegó a Paraguay para promocionar una serie de eventos de una fundación llamada “Fraternidad Angelical”, de la ahora prófuga empresaria Dalia López. “Fraternidad” ya no existe como fundación y llamativamente nadie puede encontrar a la mujer que trajo al país a quien fue uno de los más talentosos del fútbol mundial.

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“Ronaldinho” sigue preso, pero con arresto domiciliario en el hotel Palmaroga, uno de los más lujosos del centro, después de haber estado casi un mes en la Agrupación Especializada. También allí está su hermano, Roberto. Ambos claman que fueron engañados por Dalia López y otro empresario llamado Wilmondes Sousa. La visita también fue para la apertura de un casino de Lambaré llamado “Il Palazzo”.

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El caso derivó en una sola renuncia, la del director de Migraciones, Alexis Penayo. Todos los dardos apuntaban también al ministro del Interior, Euclides Acevedo, que ya había “sobrevivido” la fuga de los presos del PCC en enero.

Pocos días después del escándalo, la interpelación pública hacia Acevedo se detuvo tras la declaración de emergencia sanitaria, a tal punto de que hoy en día casi nadie recuerda su implicancia en el caso. Pronto Euclides, con hábil cintura política, erigió su imagen como uno de los “símbolos” de la lucha contra el coronavirus y así se salvó el pellejo.

Este escándalo puso una vez más en evidencia la corrupción engranada en la Policía Nacional y el gobierno. Pero quedó opacada por la crisis sanitaria que casi lo hizo caer en el olvido.

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