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El padre Ángel Arévalo recibió en el sitio a la comitiva fiscal que realizó la primeras diligencias para investigar la presunta violación de la cuarentena establecida por el Gobierno y reconoció que efectivamente un grupo de feligreses participó ayer de la misa, pero alegó que se cumplieron las disposiciones sanitarias del Ministerio de Salud.
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En tal sentido, afirmó que se instaló un lavatorio de manos en la entrada de la parroquia, así como se dotó de recipientes con alcohol en gel para los presentes y se establecieron las distancias mínimas recomendadas para el distanciamiento social.
También afirmó que supuestamente no violó la disposiciones del Gobierno, ya que en ningún momento abandonó la parroquia, ya que comprende que se encuentra en el grupo de riesgo por tener más de 60 años y padecer de diabetes.
La Fiscalía, tras verificar la existencia de imágenes de cámaras de seguridad en la parroquia, adelantó que entre las siguientes diligencias, pedirá informes a las autoridades eclesiásticas y que eventualmente serían llamadas a declarar.
El sacerdote agregó que en la fecha recibió una nota de la Vicaría General donde le indicaban que debía guardar cuarentena por precaución tras el hecho. La misa si bien fue trasmitida por internet, contó con la presencia física de varias personas, violando de esta manera la prohibición de evitar aglomeraciones en lugares no habilitados.