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“Hay varios medicamentos que generan daño en el hígado sin necesidad de alcanzar o ingerir grandes dosis, sin embargo, la toxicidad en el hígado por el paracetamol es dependiente de la dosis, es decir se necesita alcanzar cierta cantidad de gramos para alcanzar la toxicidad hepática”, indicó el médico Gabriel González, hepatólogo del Instituto de Previsión Social (IPS).
Recetado por un médico no debería generar inconvenientes, pero siempre se debe indicar al doctor datos relevantes, como por ejemplo, si está consumiendo otros medicamentos o si es un asiduo consumidor de alcohol.
“Si bien la dosis máximas es de 4 gramos al día, en ciertas condiciones por ejemplo, las personas que son alcohólicas o que consume gran cantidad de alcohol, gente que consume ciertos tipos de medicamentos, o tuberculosos o gente que se trata el virus del sida hace que la interacción con esos medicamentos, la toxicidad se puede generar hasta consumiendo dos gramos. Por eso es importante interrogar al paciente sobre los medicamentos que está consumiendo y sobre el consumo de alcohol”, destacó el especialista hepático.
Otro aspecto por el cual tampoco se recomienda la automedicación es por el caso de los niños, donde se debe ajustar la dosis de acuerdo a su peso y edad, es decir, los 4 gramos diarios máximos son para un adulto.
“Hay que tener en cuenta que en los niños se ajustan de acuerdo al peso”, indicó González, y destacó que hay que “acudir al pediatra porque ellos son los encargados de ajustar las dosis”.
Agregó que si bien hay otras drogas que pueden tratar los síntomas del dengue, el paracetamol sigue siendo el más optado por los médicos. “Como el dengue genera mucho dolor de cuerpo, síndrome febril a veces un poco resistente a este tipo de medicamentos, generalmente la dipirona también puede usarse, pero no es de primera elección, pero también es una de las opciones que los clínicos están recetando”, expresó.
Finalmente remarcó las consecuencias mortales de excederse con el consumo de paracetamol u otro medicamento que genere daño al hígado, ya que por lo general, puede llevar a un “fallo hepático fulminante, una hepatitis fulminante, que si en poco tiempo no se realiza un trasplante de hígado, puede llevar a la muerte”.