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Ante la falta de respuesta de las autoridades municipales, ayer la denunciante decidió hacer público el documento de fecha 20 de enero, en que cuenta que la matadería J y M, de Marta Maidana, ubicada en la compañía Ykuá Karanda’y, arroja sus desechos en un arroyo que cruza por la zona, además de utilizar un horno común (tatakuá) para quemar los huesos de los caballos faenados, cuyo olor nauseabundo no permite a los vecinos salir siquiera a sus patios.
“Cada noche ‘carnean’ caballos a cielo abierto, atrayendo cientos de buitres e infecciones y quemando los huesos. Sobre las murallas de las casas se posan estas aves esperando que los huesos y las vísceras sean arrojados en el patio. Estos buitres esparcen la carne por toda la comunidad. El olor es insoportable”, expresó la denunciante, identificada como Claudia Gadea.
Nuestras fuentes aseguran que la carne equina es comercializada como vacuna en pequeñas carnicerías de Luque, ubicadas en el centro urbano, y también en las lomiterías. Ante la exposición pública del caso, “de oficio” el director de Higiene y Salubridad de la Comuna luqueña, Pedro González, y su personal notificaron al matadero.
En conversación con González, dijo que no tenía conocimiento sobre el funcionamiento legal del establecimiento y que recién hoy dispondría de la documentación. Agregó que la denuncia hecha en la Dirección de Medio Ambiente nunca llegó a su dependencia y que al enterarse actuó de oficio. Justificó la respuesta tardía diciendo que todos están abocados a las tareas de limpieza en la lucha contra el dengue.
Antecedentes sobre irregularidades
En 2013 y 2016, el Servicio Nacional de Salud y Calidad Animal (Senacsa) intervino la matadería J y M debido que no contaba con la habilitación que expide esta institución. En aquel entonces ya faenaban caballos y hasta burros. Esta administración municipal canceló la patente al matadero luego de constatarse las irregularidades; sin embargo, a la vista de todos siguió operando con total normalidad.
