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Con fuerzas, la pequeña guerrera sostenía entre sus manos las bombas del corazón artificial, aferrándose a la vida, a la espera de un donante que nunca llegó. Si bien se suelen dar casos de personas con muerte cerebral, muchos familiares prefieren no apostar a la vida de otro semejante.
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Daniela estuvo conectada al corazón artificial en el Hospital Niños de Acosta Ñu, desde hace casi un mes.
La niña padecía de una miocardiopatía dilatada desde el 17 de octubre, a causa del virus del dengue, explicó su padre Elías Trinidad. Tuvo dos paros cardíacos, días antes de conectarse al Berlin Heard o corazón artificial.
La Ley Anita, por la que todos nos hacemos donantes salvo casos donde se hace constar lo contrario, solo rige para personas mayores de 18 años, pero aún así sigue prevaleciendo la voluntad de la familia, por lo que se insta a dejar en claro a sus seres queridos cuál es su postura al respecto. En cuanto a la donación que afecta a niños es aún mucho más difícil para los padres.