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Agentes del Departamento de Cibercrimen de la Policía Nacional indicaron que los malvivientes arrecian habitualmente en estas épocas. El oficial 1º Guido Roa, técnico especializado en Investigación del Cibercrimen, detalló por ejemplo una de las modalidades más comunes con tarjetas de crédito o débito: los famosos “clonadores”.
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“Al momento de escribir el pin es importante cubrir con una mano, a fin de que solo nosotros podamos ver el código o pin que estemos digitando. La clonación de tarjetas se hace con un sistema específico denominado skimmer. Es un aparato electrónico que se coloca por la boca del cajero automático donde se inserta la tarjeta para retirar el dinero. ¿Qué hace este skimmer? Guarda la información de la banda magnética de la tarjeta de crédito y/o débito”, explicó Roa sobre uno de los primeros tips para evitar que se clonen las tarjetas.
Pero el cubrir el teclado para evitar se vea la contraseña tiene relación con otra herramienta que utilizan los clonadores, ya que, según refiere, “el segundo paso es la colocación de microcámaras muy difícil de que veas y que tienen una capacidad de filmación de dos a tres horas y cantidades de personas son las que entran en esas dos o tres horas”.
Advierte que los equipos utilizados por los delincuentes suelen estar bien ocultos y mimetizados con el cajero original y pueden ser instalados en cuestión de minutos, por lo que es difícil identificar en el momento de la instalación a través de las cámaras de seguridad.
También existen más esporádicamente otras formas de clonar, que es a través de los POS o máquinas para pago electrónico, pero esta modalidad ya requiere la complicidad de trabajadores de los comercios. Es más común en lugares como estaciones de servicios, donde las víctimas suelen prestar menos atención a la manipulación de sus tarjetas.
“Los delincuentes también preparan un POS en específico, que también tiene la posibilidad de grabar la información de la banda magnética de la tarjeta y el pin. Esto se hace con el consentimiento de un empleado, puede ser por ejemplo el playero”, mencionó Roa.
Un procedimiento habitual es que el cómplice que trabaja en el sitio pasa primero la tarjeta por el POS adulterado, que suele tener características distintas a las habituales, ya sea que es más grande o a veces más pequeño o más antiguo, y con el argumento de que no funciona, terminan la transacción con el aparato verdadero para no levantar sospechas del cliente.
Aclaran que el hecho de que digan que el aparato de cobro con tarjeta tiene problemas no necesariamente implica que sea un intento de clonación, sino que efectivamente puede haber un problema de la red, pero en el caso de que uno note que el equipo tiene algo raro, evitar digitar su contraseña.
Por su parte, Alferi Rojas, licenciado en Criminalística y perito en Documentología, insistió sobre los cuidados con los billetes falsos, ante la gran circulación de efectivo. Mencionó que al mes tienen un promedio de siete denuncias de personas que recibieron billetes falsificados, de los cuales cinco son con moneda nacional: el guaraní.
Rojas indicó que la única manera de evitar ser víctimas de una falsificación es conocer los billetes, por lo que recomiendan seguir las recomendaciones del Banco Central del Paraguay (BCP) sobre los mecanismos de seguridad que tienen impresos las distintas denominaciones de papel moneda y controlarlos al momento de recibirlos.
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Si bien indican que los billetes de G. 100.000 son los que más se encuentran habitualmente entre las falsificaciones, también hay casos con monedas extranjeras, principalmente con dólares, seguidos por pesos argentinos, reales y poco menos común es ver euros.
Rojas agregó que donde más casos de billetes falsificados se denuncian es en Central, seguido de Alto Paraná, una zona de Cordillera y más esporádicamente en Concepción y Amambay. Igualmente, destacó que ese promedio de siete denuncias mensuales no se ajusta a la realidad, puesto que saben que hay muchos que directamente no denuncian y dan por perdido ese dinero.
“Sugerimos que traten de acercarse al Departamento de Delitos Económicos de la Policía, porque le damos tratamiento más rápido y efectivo, pero si no pueden porque les queda lejos, igual hagan su denuncia en la comisaría”, solicitó el agente policial, mencionando que todos los datos son relevantes para tratar de llegar a las bandas de falsificadores que operan en nuestro país.
Destaca que para la investigación siempre es útil tratar de saber cómo ese billete llegó a manos del denunciante, pero si no se sabe con certeza, cualquier dato es útil e importante para los investigadores.
Con el auge de las compras electrónicas, estas también se convirtieron en una modalidad que los delincuentes pueden aprovechar para hacer sus golpes. Un mecanismo es la creación de páginas web idénticas a las originales, a fin de embaucar a los usuarios para que carguen los datos de su tarjeta de crédito.
Para evitar estos casos, el navegador suele tener alertas de páginas seguras, ubicadas normalmente en la barra del navegador, con un ícono en forma de candado. También hay que tener cuidado con las publicidades emergentes que presentan ofertas difícilmente creíbles.
También hay que cuidar la tarjeta física, ya que con los datos que se tiene en ella se pueden realizar tranquilamente compras por internet sin la necesidad del pin. “Esos 16 números de un código alfa numéricos, más tus datos y esos tres dígitos del reverso de la tarjeta son suficientes. Con una foto en el adverso y el reverso puedo hacer una compra online”, advirtió el agente.