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Los compatriotas, quienes viven desde hace muchos años en la ciudad de Arica, Chile, describieron que están con mucho temor por la situación de violencia y crisis política que se vive en aquel país. Comentaron que además de la crisis económica, producto de una vida excesivamente costosa que no alcanza para el sustento más básico, temen incluso por su vida, pues la violencia se desató y ya no distingue la ciudad capital de las fronterizas, como Arica, pues la crisis es a nivel país.
Jorge Fernando González comentó que lo que más le impacta es que en medio de las represiones de los carabineros, hay personas que han sufrido incluso mutilamiento de ojos, y que la prepotencia con la que se manejan los efectivos policiales es tan grande que incluso apresaron a una comunicadora del diario La Estrella de Arica, la desvistieron y la pusieron a realizar “entrenamientos físicos”.
“La injusticia es tanta que este diario ni siquiera pudo hacer la denuncia sobre lo que le hicieron a su periodista por temor a más violencia y represalia”, relató nuestro compatriota Jorge.
Han pensado en volver
Manifestaron que incluso han considerado volver a Paraguay, pues ya es insostenible la vida misma pese a trabajar.
Como referencia ejemplificó que un almuerzo económico cuesta 5.000 pesos chilenos, mientras que el salario mínimo es 301.000 pesos chilenos.
Alquilar una casa siendo un trabajador es imposible, según nos describió Jorge González, pues cuesta más que un sueldo mínimo.
Mientras tanto, el sueldo de un parlamentario es de 9 millones de pesos chilenos, y cobran 80.000 pesos extra por el tan solo de presentarse en cada sesión, algo que les parece sumamente injusto tanto a los chilenos como a nuestros compatriotas, que lamentaron la enorme brecha económica que existe entre los muy empobrecidos y los muy ricos.
Otra cuestión que lamentan tanto nuestros compatriotas como todos los chilenos son los casos de colusión (acuerdos para fijar precios) entre empresas de la industria farmacéutica, navieras, supermercados, industrias de pañales y hasta de papel higiénico.
Acuerdos para subir precios
Lo que hacen básicamente, según explicó Jorge, es ponerse de acuerdo entre los comerciantes e imponer precios excesivamente costosos en sus productos, de manera a que la gente no tenga de otra que pagarlos, pues “en todos lados cuesta así”.
Por ejemplo, comprarse un ibuprofeno, un medicamento bastante común para el dolor, cuesta en promedio 3.000 pesos chilenos, cuando en otros países, nuestros compatriotas consiguen el mismo medicamento por 700 pesos.
Chilenos cansados de abusos
Es por todas estas razones que, según nos explican nuestros compatriotas residentes en Arica, el pueblo chileno estalló “y se cansó de todos los abusos”.
“Comenzó con el aumento del pasaje en metro a 30 pesos, pero esa era solo la gota que colmó el vaso, y nuestra consigna es que no son 30 pesos, sino 30 años de un neoliberalismo que nos está violentando. Por eso nuestro pedido más importante es fuera Piñera”, remarcó.
Finalmente, el compatriota lamentó que “los medios tradicionales no cuenten lo que realmente está pasando, porque responden a los intereses del gobierno y el sector privado”.