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En 2017, la capilla de San Rafael Arcángel de la cuarta compañía “Cañada San Rafael” fue elevada a la condición de “cuasiparroquia” y desde julio de este año está siendo administrada por el diácono Eladio Espínola. Anteriormente, la imagen era venerada en la casa de los hermanos Simón, Antolín, Onofre y Rafael Ramírez, luego en las primeras aulas de la escuela que lleva el mismo nombre del santo patrono.
En 1944, la familia Ramírez donó la propiedad donde actualmente yacen los cimientos del templo. Con el correr de los años, una integrante se consagró a la vida religiosa: la hermana Leticia Ramírez. Fue trasferida al Arzobispado de Asunción y el costo fue de G. 50.
La comunidad cañadense se caracteriza por su solidaridad, tradición y costumbres, además del gran avance vial, comercial y crecimiento poblacional. Las más emblemáticas instituciones de la compañía son la escuela San Rafael, la ahora cuasiparroquia y el club Capitán Andrés Insfrán, más conocido como “Capi”, que forma parte de la Liga Luqueña de Fútbol. La religiosidad de las familias se sintetiza en su santo protector y en la Virgen del Rosario.
Siguiendo con los festejos patronales, ayer se realizó el tradicional desfile estudiantil organizado por la escuela San Rafael y acompañaron otras once casas de estudios que dieron mensajes de paz, unidad, amor, comprensión, solidaridad, de defensa del medio ambiente, de la familia, la salud y la educación.
Las alegorías presentadas por los estudiantes de la comunidad hacían referencia a los antepasados, como las vendedoras del chipá, las naranjeras, los lecheros y productores de caña dulce. A la noche, una multitud presenció la serenata con variado show artístico.
Hoy, 24 de octubre, a las 8:00 se realizará la misa que será oficiada por el vicario presbítero Aldo Bernal (cañadénse), párroco de San José de Limpio. Luego, las familias de Cañada preparan es sus hogares el “gran karu guasu” para recibir a cientos de visitantes.
Este año, como innovación de la comunidad pastoral, se brindará un almuerzo al mediodía en el predio del templo para los niños más carenciados de la comunidad. Los alimentos fueron donados por los pobladores del lugar.