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El donante fue un adolescente que sufrió un accidente de tránsito. En un enorme gesto de solidaridad, sus padres accedieron a la donación de sus órganos. El director del nosocomio, Dr. Marcos Melgarejo, informó que el beneficiado por el gesto altruista es un paciente de 47 años, portador de una cardiopatía en fase terminal.
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El paciente receptor del nuevo corazón se encuentra en las primeras horas del post operatorio, evolucionando de manera estable. No obstante, recordó que las primeras 72 horas son una etapa complicada.
El trasplante cardíaco realizado esta madrugada es el tercero que se realiza este año en el país. Los tres fueron realizados en el Instituto Nacional de Cardiología–Hospital San Jorge, que es actualmente el centro de referencia más importante del Ministerio de Salud en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares y medicina de alta complejidad en adultos.
Niños siguen en la espera
Teodolina de Delvalle, madre del corazón de Esteban Delvalle, de 9 años, quien quedó huérfano porque su madre murió en el parto, también está a la espera. Comentó que todos los días rezan para que aparezca un donante y afirmó que “no es que quiera que otro niño muera, solamente que si se da el caso, porque eso uno no espera ni desea, que le den la oportunidad a mi Esteban de que siga viviendo”.
Por otra parte, la jefa de Cardiología del Hospital General Pediátrico Niños de Acosta Ñu, Dra. Nancy Garay, comentó que, además de Esteban hay dos niñas: una de 2 años y otra de 8 a la espera de un corazón. Una de ellas es Wendy Sofía Balbuena Roldán (2), cuyos padres, Diana Roldán y William Balbuena, hicieron declaraciones públicas clamando por un donante para su pequeña hija.
Garay expresó con respecto a la inquietud de los padres sobre los pocos trasplantes en niños registrados que en el hospital cuentan con todo lo necesario para dichos procedimientos, pero que lastimosamente no hay aún concienciación suficiente y sin donantes nada pueden hacer.
Afirmó que a los padres de niños les cuesta más donar, pero “que deben comprender que los órganos no van al cielo y que enterrarlos es como desperdiciar un tesoro”.
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Señaló que hubo semanas en que tuvieron entre tres y cinco potenciales donantes, pero no lograron la cesión de los órganos.
En este sentido, afirmó que la Ley N° 2.162, conocida como Ley Anita, solamente se aplica a mayores de edad, ya que convierte a todos las personas mayores de 18 años en donantes de órganos, salvo que por escrito expresen lo contrario.
El último trasplante de corazón en niños se hizo el 22 de mayo de 2017, hace más de dos años. La beneficiada de entonces fue Jennifer León, de 8 años de edad, quien esperó seis meses por un donante.