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Tras una procesión de la imagen de la Virgen del Rosario por las principales avenidas de esta ciudad, los devotos se congregaron en la plazoleta de la catedral para celebrar la misa central.
La actividad fue presidida por monseñor Juan Bautista Gavilán y sacerdotes dependientes de la diócesis de Coronel Oviedo.
En su homilía, monseñor Gavilán valoró la devoción masiva de la ciudadanía ovetense, especialmente la presencia de personas que pertenecen a otro credo religioso. Indicó que la Virgen María “es como la bandera que representa a la humanidad, porque entregó su vida por la misericordia de Dios”. Siguió mencionado que “es la madre que siente dolor al ver a su hijo sufrir”.
Dijo que la Virgen “nos enseñó a saber escuchar, que es lo que falta hoy en día en muchos hijos, que están sumergidos en la depresión y que necesitan ser escuchados para ser salvados”.
Añadió que la gente “debe llenar sus corazones del amor de Dios y de los demás, para que perdure en la eternidad y olvidar las distracciones de lo pasajero”.
Mencionó que no se debe seguir a los que dan “falsas promesas y seguir la doctrina de Dios para encontrar la fuerza para seguir en el mundo actual”.
Al mismo tiempo, advirtió que hay “mucha maldad que destruye al corazón y que lastima a la sociedad”.
En cuanto a la justicia, dijo que necesitamos “que se adecue a la verdad y no habilitar más fiscales, ni cárceles y jueces”. Criticó que exista “una inequidad, además de una pobreza mental y de corazón que perturba a todos”.