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El 4 de junio pasado, la Dinapi autorizó al presunto empresario mexicano Jorge Fernández García el uso de la marca Lamborghini en Paraguay al haber presentado él una supuesta autorización de parte de la empresa italiana Automobili Lamborghini S.p.A.
Sin embargo, Talavera detalló en conversación con radio ABC Cardinal que este permiso se concedió para que el mexicano explote la marca en Paraguay y no como registro de marca en sí, pues el nombre pertenece a la firma italiana.
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“Hay dos cuestiones: una, el derecho marcario, que le corresponde a la Lamborghini Italia; por otra parte, está el acuerdo, registrar el acuerdo, que al parecer lo hizo (Fernández) con Lamborghini Italia y se hizo acá (en Dinapi)", explicó.
Lo más llamativo fue que el funcionario contó que la autorización se hizo solo para artículos promocionales —merchandising— como llaveros, calcomanías, remeras, etc., un rubro que también deja muchos dividendos a la marca italiana.
Talavera manifestó que la autorización se concedió porque una escribana pública avaló el permiso de la empresa italiana, que el documento estaba en inglés y que con este llegó una traducción de un profesional matriculado. Además, cumplió con anunciar, durante 15 días, que el permiso se le concedería a Fernández sin que nadie reclamara.
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Llama también la atención que Dinapi no publique estos avisos en su página web, sino que se exige que la difusión se realice a través de un medio de comunicación. En este caso, el anuncio de que el permiso se le iba a conceder al presunto empresario se hizo en un portal web llamado Flash Empresarial, que, según publican sus responsables, se dedica exclusivamente a ser un medio que cobra por estos anuncios con un tarifario anunciado.
Talavera sostuvo que a Dinapi no le corresponde verificar la autenticidad del documento que presentó Fernández, ya que esa función recae en la escribana que lo avaló, como depositaria de la fe pública.
Además, dijo que ni él ni Dinapi se puede hacer cargo de qué argumentos sostiene Fernández García a la hora de promocionarse, insistiendo en que la “toma de razón” o autorización de uso de la marca es solo para los productos promocionales.
“Entendimos que seguimos el procedimiento conforme lo tenemos arreglado. A partir de allí desconozco qué tipo de secuencia llevan en acción”, concluyó.