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Hoy tienen por lo menos 40 años de edad, pero con el mismo entusiasmo que cuando era adolescentes se prepararon toda la semana para volver a pisar esta mañana la calle Palma vestidos de fiesta, con llamativos colores.
En esos años, la llegada de la Primavera y el Día de la Juventud era una verdadera explosión de música y color en esa calle. Todos querían estar, y aunque la dictadura de Alfredo Stroessner pisaba fuerte, en esa fiesta se abría un espacio para la diversión.
La céntrica calle, que aún conserva cierto encanto y magnetismo, pero está la mayoría de las veces copada por vendedores de chucherías y artículos de contrabando o es escenario de marchas y protestas, se volvió a convertir en el epicentro de una fiesta en la que hubo jóvenes “de espíritu” (porque no hay caso, el número impreso en su cédula de identidad y los achaques que fueron sumando los delatan) y los “de cuerpo”, no menos entusiastas.
Exalumnos y estudiantes de varias instituciones revivieron la tradicional palmeada con un colorido desfile con motivo del Día de la Primavera y de la Juventud.
Ataviados con coloridos adornos desfilan al compás de la bandalisa. Muchos volvieron a encontrarse con sus excompañeros y congéneres después de años sin verse, y por eso los abrazos y gestos de sorpresa se ven por todos lados.
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La gente agolpada en las veredas de Palma aplaude a los participantes, que de esta manera quieren revitalizar la fiesta primaveral y las inolvidables palmeadas.
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