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En entrevista con ABC Cardinal, el exministro del Interior Rafael Filizzola (entre los años 2008 y 2011, bajo el gobierno de Fernando Lugo) analizó el escenario de inseguridad actual que se vive en el país, y opinó sobre la gestión del ministro del Interior Juan Ernesto Villamayor, de quien dijo que tiene una gestión bien encaminada y conceptualmente correcta, pero “el problema es que está pagando las consecuencias de daños institucionales a la Policía de años anteriores”.
Según Rafael Filizzola, ya hace 10 años cuando le tocó ser ministro había realizado una evaluación y vio cómo estaba creciendo el crimen organizado en el país. Además, mencionó, ya había notado “con mucha preocupación” la influencia de las mafias en la política. Incluso, comentó que en esa época encontraron mucha similitud entre la situación de nuestro país con la de México.
Sin embargo, lamentó, no hubo continuidad del trabajo iniciado en el siguiente gobierno, ni se sostuvieron políticas de prevención y combate al crimen organizado y la delincuencia, sino que, por el contrario, se descalificaron las acciones emprendidas y “ahora hay una policía que responde a intereses políticos”, lamentó.
Para Filizzola, la delincuencia común está directamente relacionada con el crimen organizado, y crece en la medida que crecen las mafias.
"Las organizaciones criminales han crecido de una manera exponencial, al igual que su relación con la política y el dinero sucio que se genera ahí”, opinó Filizzola.
En cuando a la designación del comandante actual (Francisco Resquín, quien asumió la semana pasada), considera que es correcta porque “tiene la foja limpia y es el mejor de su remesa”.
Sobre el ministro del Interior, opinó que su figura en sí no es el problema. “Si se lo cambia, tampoco habría cambios de un día a otro. Se tiene que trabajar para reducir los niveles de violencia lo más pronto posible, lo mismo con el crimen organizado, se deben tomar medidas desde la política”, remarcó Filizzola.
Recordó también que en su administración habían calculado tener para esta época aproximadamente 40.000 agentes de Policía. Sin embargo, ahora rondan los 22.000.
La evaluación de la que habla Filizzola se había realizado con la ayuda de especialistas en crimen organizado que trajeron del exterior, quienes les mostraron cómo ya entonces se estrechaba la vinculación entre el crimen organizado y la política, y anunciaban que “el problema estallaría en el siguiente gobierno o en el próximo” si no se tomaban acciones.
Lamentó también que en el gobierno anterior (2013-2018, a cargo de Horacio Cartes) “personas ajenas a la institución policial hayan entrado a tomar decisiones y a subvertir la cadena de mando, causándole daño a la institucionalidad de la policía”.
Advirtió que “si la política sigue recibiendo dinero del crimen organizado y protegiendo sus intereses, obviamente, no se va a resolver esto”.
Criticó a su vez la cantidad de policías que cumplen funciones que no les corresponden, como custodiar edificios y autoridades. “Eso hace que en realidad no hablemos de 24.000 policías sino de ni siquiera la mitad. Tenemos un déficit muy grande. El problema también es el policía corrupto, mal entrenado, con falta de patrulleras, pero el verdadero problema está mucho más arriba, es un tema de Estado”, analizó el político.