De cien fallecidos solo uno podrá transformarse en donante de órganos

Si bien el trasplante es una alternativa de vida posible, las estadísticas indican que, más allá de las buenas intenciones, solo una de cada 100 personas que mueren podrá transformarse efectivamente en un donante de órganos. 

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La información errónea sobre la donación es el principal obstáculo que impide a las personas convertirse en donantes de órganos y tejidos, según informa el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social.

Otro de los factores que juegan en contra es la creencia de que los médicos de la sala de emergencias no se esforzarán en salvarle la vida a una persona que ha indicado que desea ser donante. Desde la cartera sanitaria aclaran que esto no es más que un mito, que, lamentablemente, acarrea desconfianza en el proceso de donación de órganos y en el sistema de asignación.

Recordemos que los órganos se asignan según tipo de sangre, el tamaño del órgano que se necesita y el tiempo de espera, entre otros factores.

Ante el manto de duda e ignorancia que aún existe sobre el tema, desde la cartera de salud indican que es clave la educación de la comunidad para desterrar mitos y conocer el valioso alcance de la donación, que es, a fin de cuentas, un acto amor. Con este gesto por parte de una vida solidaria que se apaga, el receptor podrá seguir viviendo, y la familia donante recibe la gratificación de saber que ayudó a otros.

Toda persona que, generosamente, manifieste en vida su voluntad de donar a aquellos que aguardan un trasplante, pueden ser donantes de órganos.

Donación solamente tras muerte cerebral

Desde el Ministerio de Salud aclaran que la ablación de los órganos se produce sólo cuando se determinó la muerte encefálica de la persona, algo que debe ser constatado por dos médicos, uno de ellos un neurólogo, neurocirujano o intensivista. Recién a partir de la confirmación del deceso cerebral se evalúa cuáles órganos son susceptibles de ser donados y cuáles no.

El Instituto Nacional de Ablación y Trasplante es el único organismo oficial en nuestro país que tiene autoridad para solicitar la donación y proceder a ejecutarla.

Especifican también que el cuerpo del donante es tratado con gran respeto y dignidad, y que los órganos donados se obtienen con todos los cuidados de una operación quirúrgica de rutina.

Por otra parte, la persona puede especificar qué órganos quiere donar. En todos los casos, se respetarán sus deseos.

Piden a la ciudadanía que alegue impedimentos religiosos, recordar que la donación es un acto de solidaridad y fraternidad humana. Esta postura es compartida por la mayoría de las religiones.

Un acto de amor

Recalcan también que la donación de órganos es un acto de amor solidario. Nadie puede percibir compensación económica por ello, así como tampoco nadie podrá exigir pago alguno por el órgano trasplantado.

Salud asegura que la posición en la lista de espera no tiene en consideración factores como la etnia, edad, ingresos ni clase social. Aseguran que los factores imprescindibles son el tipo sanguíneo, la urgencia médica, la ubicación geográfica, el tamaño del órgano y la compatibilidad de los tejidos.

Por otra parte, el Instituto Nacional de Ablación y Trasplante ofrece todas las garantías de transparencia e idoneidad profesional para asegurar el acto de la donación. Los resultados permiten reinsertar al individuo a la sociedad como un ser productivo, tanto física como intelectualmente.

Comentan que es mucho más factible que integremos en el futuro una lista de espera para ser trasplantados a que tengamos la oportunidad de donar nuestros órganos al finalizar nuestra vida.

Si bien los prejuicios siguen instalados, el dato alentador que señalan es que existe un aumento de donaciones en los últimos dos años , y esto habla de una mayor toma de conciencia por parte de la población.

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