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Cientos de familias están alojadas hasta ahora en los albergues y, pese a que ya se produjo el descenso del agua, no se mueven de la zona de refugio.
Los ribereños están allí desde inicios de este año. Aunque saben que el río bajó, prefieren ser cautos para tomar la decisión de regresar. Son pocos los que se animan, pues, según argumentan, se arriesgan a que en poco tiempo deban repetir la historia de dejar sus hogares, generando enormes gastos y esfuerzos para hacer un nuevo éxodo.
En el refugio “Charlot”, sobre la calle Juan León Mallorquín, aguantan todavía las condiciones precarias. Además de soportar las condiciones difíciles de vida, deben aguantar las críticas diarias de los vecinos debido a las aguas servidas que generan.
El sitio de donde provienen estos ciudadanos es la conocida Villa Cangrejo. Pese a que muchos decidieron comenzar el operativo retorno, el panorama es desolador, pues tendrán que reconstruir sus vidas desde cero. Las aguas arrastraron hasta sus viviendas basuras y alimañas.
Piden además la canalización de una laguna artificial, porque con cualquier correntada, sus casas se volverían a inundar. Aseguran que gastan mucho dinero cada vez que deben reparar sus casas y que también fueron victimas de robos.
En cuanto al respaldo de la Secretaría de Emergencia Nacional (SEN), los afectados cuentan que la SEN traslada sus pertenencias en los camiones de la institución sin ningún inconveniente.