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Los fiscales Alicia Sapriza, Hugo Volpe y Fanny Aguilera imputaron a 19 personas -varias de ellas extranjeros- en grado de autores de homicidio, mientras otras 9 fueron imputadas como coautoras de los homicidios.
La masacre se produjo el pasado 16 de junio en la Penitenciaría Regional de San Pedro durante un enfrentamiento entre presuntos miembros del Primer Comando Capital (PCC) e integrantes del denominado Clan Rotela.
Ambos grupos están ligados al tráfico de drogas y mantienen un fuerte dominio dentro de las penitenciarías nacionales. Según las pesquisas de la Fiscalía, el macabro enfrentamiento, que culminó con seis decapitados y dos de ellos además con los cuerpos calcinados, se inició por una disputa por un celular perteneciente a Marcial Paredes Espínola, alias Nechi, por parte de los integrante del PCC.
“Nechi”, uno de los asesinados, era presumiblemente uno de los líderes del Clan Rotela y se confrontó primeramente de manera verbal con los otros internos hasta que las agresiones se tradujeron en físicas luego de que David Andi Izquierdo, alias “Chile” (uno de los ahora imputados), habría herido a otro recluso, desatando matanza.
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No obstante, esa riña sería nada más un condimento en esta masacre, ya que también se estima que el asesinato masivo habría sido planificado en represalia por la muerte del recluso Wilson Antonio Diana (miembro del PCC) en el penal de Tacumbú, algo de lo que responsabilizaron al “Clan Rotela”.