Viena alberga el único museo de obras de arte falsificadas de Europa

VIENA. En Viena existe un insólito museo de arte en el que las obras que cuelgan de sus paredes y las postales que puede comprar el visitante como recuerdo tienen la misma autenticidad: ninguna.

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La colección abarca cuadros y bocetos falsos de genios del arte universal como Rafael, Van Gogh, Monet, Rembrandt, Schiele o Klimt. La directora del museo, Diane Grobe, aseguró que hoy en día el de falsificador de maestros antiguos es un “oficio” en vías de extinción.

Imitar el estilo y la textura de las grandes pinturas clásicas “implica una elaboración minuciosa y una inversión considerable en materiales originales que no son fáciles de conseguir”, como los aglutinantes, pigmentos o matizadores, explicó.

“Como consecuencia, los copistas contemporáneos arriesgan menos y prefieren falsificar obras abstractas que no requieran tanto esfuerzo de producción”, aseguró la directora.

Grobe indicó que se estima que del 10 a 15 por ciento de las obras que se exhiben en las pinacotecas en todo el mundo podrían ser falsificaciones, y en algunos casos se ha tardado décadas en descubrir que no se trataba de un original.

El insólito museo vienés no solo ilustra acerca de las historias más extravagantes de los falsificadores más famosos, sino que también relata curiosidades sobre artistas que empezaron en el mundo de la copia. Destaca el caso del renacentista Miguel Ángel, considerado como uno de los primeros “falsificadores” de la historia del arte.

Durante su período de formación, con apenas 15 años, calcó en su taller un cuadro de forma tan exacta que, a la hora de devolverlo, se quedó con el original y entregó el duplicado sin que nadie se percatara de ello.

Según Grobe, los principales falsificadores del siglo XX eran pintores frustrados que orientaron su actividad profesional a estafar al mercado del arte. Así es el caso de Han van Meegeren, considerado el más genial falsificador de arte del siglo pasado.

Tras la Segunda Guerra Mundial, el holandés fue juzgado por presunta colaboración con los nazis, por haber vendido incluso un Vermeer falso al fundador de la temida Gestapo y luego jefe de la aviación nazi, Hermann Göring. Durante el juicio, Van Meegeren confesó haber creado la pintura él mismo, además de muchos otros cuadros.

Actualmente, sus obras alcanzan en las subastas londinenses precios de hasta 25.000 libras (29.000 euros o 39.000 dólares).

Aparte de mostrar arte, la galería vienesa también se ocupa de la venta de cuadros copiados.
No es extraño que se reciban encargos de compradores entusiasmados que quieren adquirir reproducciones exactas de algún artista reputado, explicó Grobe.

Pero la directora del museo desaconseja invertir en obras de arte copiadas porque “son meras reproducciones y no se puede comerciar con ellas. Como mucho, podrían cederse después a coleccionistas privados, nada más”, agrega. En total, esta pequeña pinacoteca vienesa -abierta de martes a domingo- expone unos 75 cuadros y bocetos de numerosos estilos.

Esta galería privada, inaugurada en 2005 y que vive a la sombra de grandes instituciones vienesas como el Museo de Historia del Arte, el Albertina o el Belvedere, recibe cada año unos 10.000 visitantes.

No hay que saber mucho de arte ni hablar alemán para disfrutar de esta recopilación de obras falsas, ya que el museo ofrece visitas guiadas en seis idiomas.

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