Con ventaja para el Bayern por 2 a 0, el árbitro británico del encuentro, Michael Oliver, se vio obligado a detener el juego después de que el felino irrumpiera en el terreno de juego, en la zona situada detrás de la portería de los locales.
El incidente, que tuvo lugar en el minuto 50 del encuentro, se tomó con humor por los protagonistas y aficionados. El gato abandonó el campo pasado un minuto y el encuentro pudo retomarse.
Miles de gatos viven en las calles de Estambul, donde son respetados y alimentados por los habitantes de la ciudad del Bósforo, hasta el punto de ser considerados una de sus señas de identidad.