Desde los años 1980, Lopburi, en el centro del país, ofrece anualmente este manjar a sus monos, un gesto fruto de la tradición pero también con fines turísticos.
Los macacos englutieron vorazmente fruta a voluntad, para alegría de los extranjeros que tomaron fotos. Estos animales son tratados con deferencia por los tailandeses, que veneran el heroísmo del dios mono hindú Hanumal. El festival de Lopburi tiene lugar en las ruinas del Phra Prang Sam Yot, un templo hindú, de 800 años de antigüedad.
“Es genial ver tantos monos salvajes errar en las calles”, dice a la AFP Amanda, una turista estadounidense. Bam, un chino, está encantado de ver “cómo los animales se vuelven locos con la comida... Gracias a Dios, no nos mordieron”, añade, mientras unos macacos toman su cabeza por asalto.