Sintechos convertidos en wifi andantes: ¿ayuda social o explotación laboral?

PRAGA. Una organización caritativa en Praga propone una manera inusual para ayudar a los sintecho a integrarse en la sociedad: convertirlo en “hotspots” andantes para ofrecer internet gratuito a los transeúntes.

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Para unos es una buena idea, para otros simple explotación laboral.

Al comienzo de la jornada, los responsables de la organización Wifi4Life entregan al vagabundo un router y una batería de recarga de móviles, que lleva en el bolsillo de su chaqueta.

El “hotspot andante” debe moverse luego por rincones turísticos o conocidos puntos de encuentro de Praga, siempre en un radio de acción de unos cien metros, pudiendo estar sentado en un banco, al resguardo de la entrada de metro o paseando.

Lo importante es que se le vea, pues lleva impreso en su camiseta “FREE WIFI CHARITY”, cuenta a Efe en Praga Lubos Bolecek, fundador de Wifi4Life. La organización espera que este distintivo publicitario y la campaña de promoción en la prensa y redes sociales sea suficiente para aumentar la percepción ciudadana de la iniciativa.

“La idea es buena, simpática, pero espero que los vagabundos reciban algo”, señala Robin Kleinhampl, administrador de un edificio de oficinas en el centro de Praga, donde recalan muchas personas sin techo, que pronto podrían ofrecer sus servicios de internet.

El problema de fondo, para algunos, es la forma de pagar a los vagabundos por este servicio.

Por ahora, los planes de Wifi4Life es remunerar en especie, es decir asumiendo sus gastos de comida, alojamiento, ropa e higiene, junto con un poco de dinero suelto, algo que la entidad valora mensualmente en un total de 400 euros (434 dólares). Sin embargo, no existe ningún contrato laboral ni seguro médico, y sólo existe entre Wifi4Life y el sintecho un contrato de préstamo del equipo técnico.

La organización caritativa “Nadeje” (Esperanza), que atiende cada año a unos 3.000 sintecho, no está de acuerdo con este sistema de ayuda. “En general no apoyamos que una persona no tenga un contrato de trabajo si presta un servicio”, aseguró a Efe Jan Kadlec, un director regional de Nadeje en Praga.

Consideró que esta iniciativa podría vulnerar la Ley de Servicios Sociales, sobre todo en los pasajes de discriminación y abuso. “Es difícil valorar lo que los vagabundos reciben como compensación y por tanto es difícil decir si es legal”, dijo el responsable de Nadeje.

De hecho, existen en la capital checa otras iniciativas públicas y privadas, en las que se firma un contrato, como los programas de limpieza de calles y parques, pegar anuncios publicitarios y limpieza de cementerios.

Wifi4Life, sin embargo, considera que si los contratara, el proyecto se encarecería hasta el doble, debido a la elevada presión fiscal, que llega hasta el 50 por ciento, afirmó Bolecek. “La noticia ha estado en horarios de máxima audiencia televisiva. La acogida ha sido muy buena. Nos han llamado de Italia y Argentina para poner allí en marcha un proyecto similar”, relató.

Por ahora, Wifi4Life espera recaudar suficiente dinero a través del micro-mecenazgo ("crowdfunding") para echar a andar su proyecto. Y más adelante espera que la iniciativa sea viable gracias a la “solidaridad” de los operadores de telefonía y suministradores de servicios de internet, que comiencen a hacer donaciones.

“Muchas empresas e individuos están dispuestas a dar dinero a proyectos que les gustan, y esto tiene gran potencial de relaciones públicas, para unir su nombre con esta iniciativa”, indicó Bolecek. En ningún caso, Wifi4Life aceptará que los vagabundos “mendiguen” dinero de los usuarios.

El primer, y hasta el momento el único, sintecho del proyecto piloto es Kamil Krtil, de 56 años, que muestra satisfacción por este trabajo, que compagina con el de vender flores en la calle.

“Trabajo unos dos meses en este proyecto y es una buena idea”, relató Krtil, quien opera en la boca de Metro “Dejvicka”, junto al campus de la Universidad Politécnica de Praga. “Me muevo sólo por aquí”, añade el hombre que se resiste a abandonar su barrio natal del Distrito 6, mientras saluda a los transeúntes conocidos.

Si bien el número de sintecho asciende en Praga a unas 6.000 personas, sólo unos pocos centenares parecen cumplir los requisitos para este programa, aseguran desde Wifi4Life. “Nuestro segmento son los sintecho que acabaron en la calle por equivocación y que solo necesitan un impulso para volver a una vida más normal”, aseguró Bolecek.

El objetivo es que una persona que trabaje como “hotspot” andante esté preparada en cuestión de medio año para volver al mercado laboral formal.

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