El rabino Shmuel Rabinowitz, custodio del Muro de las Lamentaciones, situado en la ciudad vieja, recibió de manos del director del servicio de correos israelí, Dany Goldstein, cientos de misivas que serán introducidas en los pequeños huecos que quedan entre las piedras parte del lugar más sagrado del judaísmo, informó hoy un comunicado oficial.
Según una milenaria tradición judía, las peticiones, mensajes y misivas introducidos en esta pared son atendidos por el Santísimo. Por tanto, fue elegido años atrás como el destino final donde acaban cientos de cartas escritas a “Dios”, “Jesús”, “Nuestro padre en el cielo” o “Muro de las Lamentaciones”, recogidas por desconcertados carteros que no tenían una dirección en la que entregar los mensajes.
La llegada aumenta notablemente en la víspera de las festividades cristianas y las judías, como es el caso ahora, que el judaísmo celebra a principios del próximo mes el Rosh Hashaná o año nuevo.
En principio estas cartas acaban en el departamento de “objetos perdidos” de la Autoridad Postal y, cada pocos meses, son introducidas en un buzón llamado “Cartas para el Muro de las Lamentaciones”, para después son insertadas en las oquedades del Muro.