El litigio comenzó en 2009, después de que el hombre decidiera aparecer un día sin la gorra que los pilotos debían llevar en las instalaciones públicas y que la compañía aérea lo apartara de un vuelo a Nueva York que tenía programado.
El piloto demandó a la empresa y ganó el primer juicio en 2011, pero perdió el segundo en 2012 cuando Lufthansa apeló; hoy el Tribunal federal laboral, la última instancia, le dio la razón al considerar que no hay motivo para discriminar en el uniforme a hombres y mujeres pilotos.
El tribunal rechazó los argumentos que había esgrimido en su defensa la aerolínea alemana, que apeló a la tradición y también a la dificultad de obligar a las mujeres a llevar gorra, ya que no podrían hacerlo con todos los peinados.
El piloto demandante, que trabaja desde 2006 para Lufthansa, se basó en la Ley general de igualdad de trato alemana y argumentó que se sentía “ perjudicado por razón de género”.
El Tribunal laboral avaló hoy la primera de las sentencias que le dio la razón al estimar que no había ninguna “ razón objetiva ” para esa diferencia de trato y al considerar que la gorra no era una condición indispensable para ejercer la profesión de piloto.
En esa primera instancia el juez instó a Lufthansa a eliminar el incidente del expediente laboral del piloto, pero la compañía recurrió y convenció a la Audiencia Provincial de Colonia.
En opinión de ese tribunal, los distintos uniformes según el sexo no suponían un trato “ más o menos favorable, sino sólo distinto ” ; que las mujeres piloto pudieran elegir entre falda y pantalones y los hombres no tampoco supone una discriminación para el varón.