Así informó la revista Rolling Stone.
Cage adquirió el fósil en 2007 en una subasta en Beverly Hills (California), en la que también pujó el actor Leonardo DiCaprio, y no fue hasta este fin de semana que la Autoridad de Inmigración y Aduanas de EE.UU. exigió su entrega para ser devuelta a Mongolia.
Se trata de una calavera de Tyrannosaurus bataar, también conocido como Tarbosaurus, un gran reptil que habitó en las estepas asiáticas en el Cretáceo Superior, que era depredador, se sostenía sobre dos patas y se asemejaba al famoso Tyrannosaurus rex de Norteamérica.
A Cage no se le acusa de ningún delito, ya que no conocía que el fósil había entrado en EE.UU. de contrabando.
El responsable de que la calavera de Tarbosaurus terminase en suelo estadounidense fue el paleontólogo Erik Prokopi, condenado a tres meses de cárcel en diciembre de 2012 al declararse culpable de haber robado fósiles del desierto de Gobi en Mongolia y haberlos vendido. Desde entonces, Prokopi ha colaborado con las autoridades para recuperar hasta una veintena de los fósiles robados.