En esta celebración religiosa, dedicada al dios de la destrucción Shiva y la diosa Swasthani, las mujeres nepalíes rezan y ayunan por la felicidad conyugal y el bienestar de sus familias.
Las solteras de casta alta rezan para encontrar un marido; las casadas lo hacen por el bienestar de sus esposos y sus familias, y los hombres piden con sus oraciones una mejor vida.
En el mes que duran los festejos las mujeres solo pueden comer puré una vez al día preparado por ellas mismas y frutas, una tradición que solo se da en el hinduismo nepalí.
“Las mujeres ayunan por la salud y la longevidad de sus maridos y sus familias”, dijo el experto cultural Tikaram Sharma Poudyal.
En la capital nepalí, Katmandú, el primer y el último día del festival se bañan en el río Sali, en el que según la leyenda una mujer maldita y leprosa había sanado al introducirse en sus aguas. Los hombres ruedan por el suelo antes de sumergirse en el agua, una forma de limpiar los pecados.
“Se cree que si te bañas en el río en esas fechas se lavan los pecados y se libra uno de las enfermedades”, explicó Poudyal, quien añadió: “También se afirma que se cumplen tus deseos si te bañas en el río durante ese mes”.
En los hogares se relata cada noche de estas celebraciones la épica de Swasthani, una leyenda de 31 capítulos que narra los orígenes de la Tierra, el suicidio de Satyawati, la primera esposa de Shiva, y cómo Parvati se convirtió en su segunda mujer.
El padre de Parvati, el Señor Himalaya Parbat (montaña), se opuso al matrimonio de su hija con Shiva, un dios que no usaba ropa, no tenía posesiones y fumaba marihuana. Pero Parvati abandonó su hogar e hizo penitencia hasta que se le apareció Shiva y este aceptó casarse con ella.
La veneración a la diosa Swasthani, una festividad que solo se conmemora en Nepal, es única en cada pueblo, con celebraciones y tradiciones diferentes.
En Thecho, en el centro del país del Himalaya, el festival es conocido como Madhav Narayan y cada mañana hombres y mujeres recorren el pueblo cantando canciones dedicadas a Shiva. “Se cree que trae prosperidad y protección al pueblo”, señaló Hariram Maharjan, antiguo presidente del Comité de Desarrollo de Thecho.
El séptimo día del festival en esta localidad, sus habitantes encienden lámparas sobre las que colocan frutas y las dejan en un río cercano antes del amanecer, después regresan para comer arroz con melaza.
Los dos últimos días de celebraciones, los hombres y niños del pueblo se disfrazan de Shiva y recorren el pueblo con lámparas sobre sus cabezas, y sosteniéndolas en brazos y manos, mientras que a su paso los lugareños los veneran. “Con las lámparas, Shiva enseña el camino a la gente”, afirmó Maharjan.
El festival en Thecho acaba con un gran banquete.
Con una población de unos 30 millones de habitantes, Nepal cuenta con una mayoría de hindúes, que representan el 81% de la población, mientras que alrededor de un 9% son budistas.
La religión continúa jugando un importante papel en un país en desarrollo, que puso fin a una década de guerra civil en 2006 con un acuerdo de paz que supuso la abolición de la monarquía dos años después. Este año se celebrarán elecciones en el pequeño país del Himalaya.