Según el oficial China Daily, el monasterio de Shaolin ha completado la adquisición por 4.100 millones de dólares australianos (3.200 millones de dólares estadounidenses) de tierras en la localidad costera de Shoalhaven, 200 kilómetros al sur de Sydney, en las que construirá hoteles, un campo de golf y un templo budista.
El acuerdo es la primera gran operación comercial de los monjes de Shaolin fuera de China, aunque ya desde la pasada década, con el nombramiento del empresario Shi Yongxin como abad del monasterio, la cuna del kung fu ha iniciado numerosas actividades con el fin de aprovechar su fama para obtener beneficios económicos.
Así, el templo Shaolin participa activamente en redes sociales como Weibo (el Twitter chino), ofrece cursos de kung fu vía smartphone o vende libros sobre la milenaria sabiduría zen en Taobao, la web de comercio electrónico del gigante Alibaba.
Según el abad Shi, a veces criticado en su país por su frenética actividad empresarial, “Shaolin busca con estos negocios sobrevivir” en “una sociedad que está muy comercializada”.
Según la leyenda, el kung-fu fue inventado por el monje indio Bodhidharma, quien en el año 527 fundó el Templo Shaolin, situado en la provincia central china de Henan.