Los sorprendidos tenderos tuvieron que emplear 13 horas para contar las monedas, que pesaban 776 kilos y en su mayor parte eran de 10 céntimos de yuan (el equivalente a un centavo de dólar, o un céntimo de euro) y se habían acumulado durante años en el Templo Xingjue.
El monje, que compró 16 calentadores, contó a los tenderos que había intentado usar sus monedas en varias tiendas de electrodomésticos de la ciudad pero que todas hasta entonces se habían negado a recibirlas como pago. El establecimiento que finalmente aceptó su dinero tuvo que pedir ayuda a una sucursal cercana del Banco Agrícola de China, que mandó varios empleados para colaborar en el costoso recuento.
“Quedó tan contento por el servicio que prometió a la tienda regresar para adquirir aparatos de aire acondicionado y otros electrodomésticos”, señaló la información.