El dueño del pequeño zoo privado de la urbe resultó herido por los yihadistas durante los combates y abandonó a los animales a su suerte, y nadie en Mosul se acordó de ellos mientras el ejército y la policía iraquíes le disputan al EI la ciudad palmo a palmo.
Un vecino del zoológico, Emad Naeame, fue el primero que se encontró a los animales, la mayoría de ellos muertos y los supervivientes, cubiertos de heces, desnutridos y enfermos. El zoo tenía unos 40 ejemplares, entre ellos leones, monos, osos pardos, aves tropicales y conejos.
Según relatan sus actuales cuidadores, todos ellos residentes de la zona y voluntarios, una bomba cayó sobre una jaula matando a varios animales y dejando escapar a otros, en especial a las aves, que muy probablemente perecieron por las condiciones del frío invierno del norte de Irak o fueron presa de predadores.
Un voluntario que trabaja ahora en el cuidado de los animales, Hakam Zarari, relató a Efe que se cree que la madre de Simba se comió al padre después de que este se muriera, pero luego prefirió morirse de hambre antes que poner una garra sobre su cachorro, que ahora tiene un año y medio. La leona fue enterrada justo en frente de la jaula de diez metros cuadrados, que su hijo Simba recorre de punta a punta de forma incesante.
Los dos supervivientes han pasado varios meses sin un lugar para ponerse a la sombra, ni comida ni higiene, lo que ha hecho que la salud de ambos se deteriore.
“Ahora están mucho mejor. Antes estaban a punto de morir. Eran solo huesos”, comentó a Efe Zarari.
La situación tan penosa del oso pardo y el león llamó la atención de la ONG austríaca Four Paws, que la semana pasada comenzó a proporcionar comida y tratamiento veterinario a ambos, lo cual ha tenido un resultado rápido y evidente, según pudo comprobar Efe en Mosul. Sin embargo, los dos animales tienen problemas dentales, continúan por debajo de su peso normal, la osa padece neumonía y el león, una dolencia en las articulaciones y una enfermedad cutánea que le ha provocado calvas en varias partes del cuerpo.
El director de Four Paws, el egipcio Amir Jalil, dijo por teléfono que espera que este trabajo, además de recuperar la salud de los dos animales, sirva para “dar esperanza” a la población de Mosul.
“Los animales sufren lo mismo que las personas en una situación de conflicto, pero no pueden escapar. Si eres una persona amable, lo eres tanto con otras personas como con los animales, no somos capaces de diferenciar”, añadió. En un primer momento, la ONG ha colaborado en la limpieza de las jaulas y ha provisto tratamiento veterinario y alimentación para cuatro semanas.
El león come unos 35 kilogramos de carne de pollo semanal y el oso ingiere cerca de 20 kilogramos de carne y frutas, y además necesita suplementos alimenticios como calcio y fósforo para que su esqueleto se mantenga en buenas condiciones. Los voluntarios envían a Viena informes diarios sobre la salud de los animales y vídeos para documentar su progreso.
Jalil afirmó que en las próximas semanas la ONG va a evaluar posibilidades para estos dos ejemplares, a corto y a largo plazo. La solución ideal, según el responsable de la ONG, sería trasladar a ambos a una reserva, donde convivirían con otros animales de su misma especie y dispondrían del espacio del que requieren.
“Los osos necesitan caminar 40 kilómetros al día y esta está en una jaula de diez metros cuadrados. Va y vuelve como si estuviera en una cárcel”, comenta Jalil. Sin embargo, el director de Four Paws reconoce que esta posibilidad es remota, pues precisaría convencer al dueño y lograr los permisos necesarios, por lo que también se plantea la mejora de las condiciones del zoo.
“Podemos ayudar al dueño a mejorar el espacio. El león es un embajador de África y no puedes poner a un embajador en esta jaula fea y sucia”, agregó.