Estos animales, cuya imagen bañándose en aguas termales es una de las más icónicas del norte de Japón, tienen un nivel más bajo de hormonas del estrés que sus congéneres que evitan esta práctica, según el informe publicado en la revista especializada Primates.
Estos macacos, nativos de Japón y con pelaje grisáceo y cara roja, residen en áreas nevadas durante la mayor parte del año, en regiones que están tan al norte y son tan frías que muy pocos primates se atreven a pisar. Además, son los únicos monos conocidos que disfrutan de las aguas termales, una estampa tan pintoresca que atrae a cerca de 500 visitantes diarios al parque Jigokudani (prefectura de Nagano) donde residen.
A diferencia del resto de sus familiares, los macacos japoneses utilizan las aguas termales para permanecer calientes en el invierno, pero también, tal y como apunta el estudio, para mejorar su estado de ánimo y relajarse.
“Al igual que en los humanos, las aguas termales tienen un efecto reductor del estrés en los monos”, explicó la responsable del grupo de investigación Rafaela Takeshita, quien estudió a estos animales entre los meses de abril a junio -cuando tienen crías-, y de octubre a diciembre -cuando se aparean-. Este comportamiento fue observado por primera vez en 1963, cuando una pareja joven de macacos fue vista en un complejo de onsen -baños tradicionales japoneses- cerca de un hotel en un día de nieve, una práctica repetida después por el resto del grupo, detalla el estudio.
Por motivos de higiene, los responsables del parque natural comenzaron a construir baños exclusivos para los monos y en 2003, una de cada tres hembras utilizaban las aguas termales con regularidad durante el invierno. Los resultados de la investigación confirmaron que los monos recurren más a esta práctica durante el invierno que en la primavera y verano y que las hembras dominantes son las que pueden disfrutar de este privilegio durante más tiempo.
Un estudio de las heces estableció que estos “spa” para monos, que se encuentran a unos 40 grados centígrados, ayudan también a reducir las hormonas del estrés después de que los primates participen en peleas o se comporten de forma agresiva.