Los jóvenes publicaron en la red social Facebook instantáneas del grupo dentro de una jaula-trampa para cocodrilos en la Marina de Port Douglas, en el nororiental estado de Queensland.
En esas aguas merodean frecuentemente cocodrilos de agua salada, una especie que pueden llegar a medir hasta siete metros de longitud y pesar hasta una tonelada, común en el norte del país y que es responsable de una media de dos muertes de personas al año.
Hace dos semanas, las autoridades locales encontraron los restos mortales de una anciana de 79 años que había desaparecido cerca del lugar y después de que fuera engullida por uno de los reptiles.
La alcaldesa de la población, Julia Leu, dejó patente su asombro ante la estupidez de los jóvenes.
“Estoy absolutamente estupefacta ante el comportamiento increíblemente estúpido y peligroso (...) Me pregunto si estas personas están compitiendo por el premio de los idiotas del año o del siglo”, en declaraciones a la agencia local AAP.
Steven Miles, responsable de Medioambiente de Queensland, señaló que el acto además es ilegal.
“¿En serio? La carne que ponemos en estas trampas es cebo para cocodrilos. ¡No nades en ellas! Es estúpido e ilegal”, apuntó en un mensaje en Twitter.
La legislación local establece multas de hasta 15.000 dólares australianos (más de 11.700 dólares estadounidenses o unos 10.000 euros) por manipular una trampa para cocodrilos, aunque no es ilegal nadar alrededor del dispositivo.