No era raro ver a esos roedores en las vías de metro o en las orillas del Sena, pero su presencia estos últimos días en una de las zonas más visitadas de la capital francesa ha atraído incluso la atención de los medios nacionales.
El Museo del Louvre, según destaca hoy el diario Le Parisien, ha multiplicado las operaciones de desratización, pero no ha conseguido todavía deshacerse de esos animales, en parte debido a los restos de comida que la gente deja en el lugar.
El calor y la proximidad del esos jardines al río Sena son otras de las razones que explican que se haya visto a los roedores acercarse a quienes utilizan la amplia superficie de hierba para tomarse un respiro.
Los jardines son públicos, pero su gestión, según recordaron a EFE fuentes del Ayuntamiento, corresponde al Louvre, el museo más frecuentado de la capital de Francia, que el año pasado, según la Oficina de Turismo parisina, vendió 9,2 millones de entradas.
Le Parisien calcula que en todo París hay seis millones de roedores, una cifra no confirmada por el consistorio. El Ayuntamiento sí destacó que ha puesto un marcha un dispositivo estival que refuerza la limpieza en aquellos lugares más visitados durante las vacaciones, e indicó que está a disposición de todos los actores privados que requieran de sus servicios para ese tipo de intervenciones.
En la prensa francesa ha llamado la atención también cómo la película Ratatouille y el reciente estreno de una atracción en Eurodisney dedicada a ese pequeño gran roedor ha contribuido a “dulcificar” la imagen de esos animales, lo que ha provocado que incluso haya gente que les ofrezca comida, agravando el problema.