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Eran cerca de las 01:00 del domingo cuando un hombre ingresó a la morgue del hospital Menandro de Farias, en la región metropolitana de Salvador de Bahía. Había llegado al lugar para cambiar las ropas de Valdelúcio de Oliveira, un pariente suyo que había sido declarado muerto clínicamente algunas horas antes. Sin embargo, enorme fue la sorpresa que se llevó cuando notó que la bolsa fúnebre en el que se encontraba el cuerpo se estaba moviendo.
Desesperado, llamó a los médicos que encontraron en el interior a De Oliveira pero no muerto como lo creían, sino vivo. El portal O Globo se hace eco de las declaraciones de una sobrina de don Valdelúcio, quien relata que el hombre permaneció en el saco fúnebre cerrado durante dos horas.
Valdelúcio, quien había descubierto ser víctima de un cáncer, esperaba la llegada del lunes para ser transferido al Hospital San Antonio; pero el sábado comenzó a sentirse maly sus familiares lo llevaron de urgencia al hospital Menandro de Farias.
Patrícia Cintra, sobrina del hombre, relató que una vez que llegaron al nosocomio los médicos les informaron que Valdelúcio había sufrido dos paros cardíacos y pidieron que su esposa saliera del recinto para intentar realizar una reanimación. Cerca de las 23:00, informaban que había fallecido.
Los médicos retiraron los aparatos a los que estaba conectado su tío y lo colocaron dentro del saco fúnebre. “Le ataron pies y manos, colocaron algodón en su nariz y en sus ojos; y cerraron el saco”, afirmó.
Patrícia asegura que ellos cuentan con el certificado expedido por el hospital en el que oficializaban el fallecimiento de Valdelúcio. “Llegamos a comprar el cajón y dimos entrada a los procesos para el entierro”, aseveró y recordó que en el certificado constaba que la causa de muerte había sido una falla múltiple de los órganos y una insuficiencia respiratoria.
La familia asegura que es un milagro de la Hermana Dulce, una religiosa vinculada al hospital al que debía ser trasladado Valdelúcio. “Como él iba a ir al Hospital de la Hermana Dulce, nos juntamos a rezarle a ella. Fue un milagro”, dijo Patricia.