La ciudad de San Francisco vive una de sus épocas más doradas como epicentro del tecnológico Silicon Valley, un apogeo que sin embargo está modificando su demografía tradicional y que ha llevado al cierre anunciado del local de salsa más popular e icónico de la ciudad, el Café Cocomo.
La histórica sala de baile se encuentra en el barrio portuario de Dogpatch, en el Este de la ciudad, antaño una zona proletaria e industrial de la que todavía sobreviven algunas fábricas y naves abandonadas.
Sin embargo, como tantas otras áreas de San Francisco, Dogpatch está viviendo actualmente uno de los llamados procesos de “gentrificación”, con la llegada de muchos profesionales cualificados -especialmente de las industrias tecnológicas- que fijan su residencia en él.
El fenómeno de la “gentrificación” -del inglés “gentrification”, que equivaldría a algo así como “aburguesamiento” en español-, consiste en la llegada a una zona tradicionalmente pobre de personas con un alto poder adquisitivo, lo que a la larga hace subir el precio de los alquileres y las viviendas, así como el coste general de la vida, y desplaza a sus anteriores residentes a otras zonas de la ciudad o de los alrededores.
“En la propiedad en la que actualmente se encuentra el Café Cocomo se construirá un bloque de apartamentos. Esto está ocurriendo en todo San Francisco, y especialmente en este barrio. Los últimos cinco años han sido una locura en este sentido”, explica en una entrevista con Efe el director general de la sala de baile y sobrino del fundador, Rhush Wanigatunga.
Fundado en 1996 y mantenido siempre como negocio familiar, el Café Cocomo se erigió rápidamente en la década de los 90 en local de referencia de la salsa en San Francisco, en parte gracias a su proximidad al barrio latino de la ciudad, la Misión.
“Desde el inicio proveímos a los numerosos salseros del área de San Francisco de lo que necesitaban: un espacio grande, un entorno agradable, y un punto de encuentro con música en vivo. Las bandas y los músicos nos ayudaron y nos convertimos en la casa de la salsa en San Francisco”, explica Wanigatunga.
Cuando el tío del actual director general fundó el Café Cocomo en el mismo espacio que actualmente ocupa y que se convertirá en un bloque de apartamentos, la nave era un almacén vacío en una de las zonas más deprimidas de la ciudad.
“El proceso de 'gentrificación' es un problema para toda la comunidad artística y el mundo del entretenimiento en San Francisco”, asegura Wanigatunga, en referencia a multitud de locales y salones humildes concurridos mayoritariamente por latinos que han tenido que cerrar durante los últimos años al no poder hacer frente a la subida de los alquileres.
Pese a estar confirmado el cierre del Café Cocomo -un aviso del ayuntamiento colgado en la fachada del edificio informa sobre el nuevo proyecto-, la fecha de clausura definitiva sigue siendo un misterio, ya que los permisos para proceder a la demolición de la nave actual y posterior construcción de los apartamentos se están retrasando.
“Hace sólo un par de días nos avisaron de que podíamos seguir abiertos un mes más y que no debíamos cerrar el 28 de julio como en principio se había establecido”, indica Wanigatonga, quien lleva postergando la fecha de clausura mes a mes desde junio -para cuando se había fijado el cierre inicialmente- a causa de estos retrasos.
El director general de la sala de baile caribeño más famosa de San Francisco no sabe todavía si, tras el cierre, Cocomo podrá abrir de nuevo sus puertas en un emplazamiento distinto: “Trataremos de seguir ofreciendo un sitio en el que bailar salsa, pero costará mucho encontrar un lugar tan bueno como el del actual Café Cocomo”, explica.