La guerra que empezó con un telegrama

BELGRADO. Los millones de muertos, la caída de imperios y la desolación que trajo la I Guerra Mundial comenzaron con un simple telegrama, un documento que se expone ahora en una exposición con la que Serbia recuerda el conflicto.

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El 28 de julio de 1914 las autoridades serbias recibieron un escueto telegrama con la declaración de guerra por parte del Imperio Austro-Húngaro.

Un simple telegrama pero que anunció el “comienzo de la mayor tragedia de la historia de la humanidad hasta entonces”, explica a Efe Ljubinka Skodric, una de las responsables de la exposición “La Primera Guerra Mundial en los documentos del Archivo de Serbia”, que acaba de inaugurarse en Belgrado.

Aquel mensaje “de importancia mundial” supuso una forma poco común, alejada de los usos diplomáticos para declarar una guerra, explica esta archivera.

Tan heterodoxa fue la manera en la que Austria-Hungría inició el conflicto, que Belgrado incluso sospechó de la autenticidad del mensaje y el entonces primer ministro del Reino de Serbia, Nikola Pasic, pidió a sus diplomáticos en Rumanía que lo confirmaran, como demuestra otro documento original expuesto en la muestra.

La exposición, con motivo del 100 aniversario del conflicto mundial, muestra la visión Serbia del conflicto, en la que este país aparece más como víctima de las provocaciones de Austria que como responsable de la guerra.

Así, entre los 35 documentos históricos puede verse el ultimátum presentado por Viena después del asesinato en junio de 1914 en Sarajevo de Francisco Fernando, el heredero al trono de los Habsburgo, a mano del nacionalista serbio Gavrilo Princip.

“Lo más litigioso del ultimátum fue un punto que exigía que representantes de las autoridades austrohúngaras efectuasen en el territorio de Serbia investigaciones sobre la implicación de Serbia en el atentado, algo que ningún país soberano en la actualidad podría aceptar”, según Skodric.

La muestra exhibe la negativa respuesta serbia a las exigencias de Viena, la nota de descontento de la Embajada Austro-Húngara y la notificación de ruptura de relaciones diplomáticas con Serbia.

Entre los documentos presentados está un circular de Pasic a los diplomáticos serbios, fechada el 1 de julio de 1914, en la que se refiere a las acusaciones contra Serbia en las prensa austríaca y húngara y en las que él mismo condena el atentado y lo define como el acto de “de un joven fanático y exaltado”.

También se expone el pésame oficial en el que el Gobierno serbio expresó su “profundo pesar con motivo del asesinato del heredero y su esposa, y la consternación por ese crimen”.

Skodric indicó que la mayoría de los documentos se exponen por primera vez al público.

El Archivo de Serbia, que guarda medio millón de documentos sobre este país en la I Guerra Mundial, inicia con esta muestra la conmemoración del centenario del conflicto, durante las que se organizarán otras exposiciones.

La muestra central se presentará el 28 de julio paralelamente en Belgrado y en las ciudades serbobosnias de Banja Luka, Trebinje y Andricgrad, un pueblo ideado por el director de cine serbio Emir Kusturica.

Kusturica anunció recientemente una recogida de firmas para rehabilitar la figura de Princip y que se anule el juicio que hace un siglo lo condenó por traición y asesinato a 20 años de cárcel.
Princip murió en la cárcel en 1918.

La iniciativa de Kusturica argumenta que la condena por traición fue ilegal, ya que la anexión de Bosnia por parte de Austria-Hungría nunca llegó a ser ratificada formalmente por el Parlamento del Imperio, por lo que Princip no era súbdito de Viena.

La mayoría de los serbios consideran a Princip como un luchador por la libertad, mientras que entre los bosnios musulmanes y croatas es dominante la opinión de que fue un terrorista. 

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