Se trata de un popular concurso con el que la República Islámica busca recuperar la unidad y hermandad entre los musulmanes.
Desde el pasado día 15 de mayo y mañana, 120 competidores -todos hombres- procedentes de 75 países participan en la 32 edición del Concurso Internacional del Corán en la capital iraní, un evento muy querido y promocionado por las autoridades del país y que se desarrolla en un ambiente a caballo entre lo festivo y lo solemne y que une lo sagrado con la competición.
Un público en su inmensa mayoría femenino y cubierto con el recatado chador, la pieza de tela con la que se cubren de pies a cabeza las iraníes más pías, pero sorprendentemente joven y animado, acude día a día a presenciar este concurso.
La atracción principal, más allá del contenido místico-religioso, es presenciar las auténticas hazañas memorísticas de los participantes y disfrutar de la belleza poética de la lectura del Corán en árabe clásico, la lengua en la que según la tradición islámica Alá se reveló al profeta Mahoma.
En primera fila, un jurado compuesto por doce clérigos iraníes y diez extranjeros, se encarga de valorar estos esfuerzos y en distinguir a los más destacados concursantes.
“Es una competencia. En la lectura, lo que los jueces valoran son las pausas, en qué lugar del texto se hacen; la voz del recitador y las melodías que usa, que las aplique bien. Además prestan atención a la respiración y que la postura sea buena”, explicó Abdulá Cerrilla, un clérigo chií argentino y el único hispanohablante en la competición.
Cerrilla resaltó que en la lectura del Corán lo que más interesa es “la belleza”, y que para eso hay que emplear bien las “melodías”, que van “de las tristes, cuando se leen temas del castigo” a las “alegres, cuando se habla del paraíso ” , sin olvidar los matices y tonos que cambian “ cuando se tratan los distintos pecados”.
En cuanto a la memorización, en la que reconoció el favoritismo de los egipcios, especialistas en este campo, el concurso exige completar con los 10 o 15 versículos que siguen en el Corán a uno que el jurado elige al azar. “La gente estudia 3 o 4 años en memorizarlo todo, pero es maravilloso verlo, hay quienes no se equivocan nunca”, apuntó.
Para el Gobierno iraní, este concurso, en el que no se hizo distinción alguna entre concursantes chiíes, suníes o de cualquiera de las otras ramas menores del islám, constituye un escaparate para exhibir su postura en favor de la “unidad” de todos los musulmanes frente a los intentos de sus “enemigos” por dividirlos.
De hecho, la universalidad del concurso y las invitaciones cursadas a participantes de países con los que Irán tiene malas relaciones, como Arabia Saudí o Catar, ha sido muy publicitada por Teherán frente a la prohibición que los recitadores iraníes tienen para acudir a concursos similares en otros países islámicos.
La unidad del islám fue el valor que defendió el presidente iraní Hasán Rohaní en la inauguración del encuentro, en la que subrayó el papel del Corán y su lectura en lengua árabe como el mayor elemento de unión entre los creyentes.
“El islám es una religión de hermandad, y el Corán señala eso. Hoy día el mundo islámico necesita del Corán y actuar bajo sus instrucciones”, añadió. Menos simbólico, Cerrilla también destacó la “unión” que como concursante siente con otros musulmanes al leer el libro sagrado y lamentó “las cuestiones externas y políticas ” que llevan a algunos de sus correligionarios “ al terreno de odio”.
Maryam Hoseizade, una jovencísima chica afgana que acudió al concurso acompañada por sus amigas adolescentes maquilladas bajo el riguroso chador, explicó que es la “sensación de vuelo” que le produce escuchar el Corán la que le llevó a presenciar el concurso, además de la curiosidad por escuchar “la buena voz” de los extranjeros que participan.
De forma paralela, el evento también acoge talleres y charlas vinculadas a los estudios coránicos y sus últimos avances, así como pabellones dedicados a resolver dudas de los creyentes o exhibir productos coránicos.