En la imagen, que recoge hoy el diario “Corriere della Sera” en su edición digital, se puede apreciar el rostro de Joseph Ratzinger con los ojos pintados con sombra verde, colorete, las cejas perfiladas y pintalabios, de forma muy llamativa, a través de un retoque por ordenador.
La octavilla ha sido criticada desde las páginas del diario conservador “il Giornale”, propiedad de la familia del ex primer ministro Silvio Berlusconi, que considera la iniciativa “blasfema y una ofensa para toda la comunidad católica”.
El consejero de Forza Italia en el ayuntamiento de Milán Matteo Forte, en declaraciones recogidas por “Corriere della Sera”, destaca que se trata de “un menosprecio a la autoridad religiosa”.
La respuesta de los organizadores no se ha hecho esperar y han afirmado que “el verdadero problema no es la provocación sino la homofobia”.
La profesora Laura Boella, catedrática de Filosofía Moral en la Universidad Estatal de Milán, manifestó, por su parte, que “la elección de los estudiantes” en la elaboración de la octavilla “debe ser contextualizada” y aplaudió que hayan organizado un evento sobre un asunto importante como la homofobia.
Sin embargo, consideró que “siempre hay que tener en cuenta qué efecto pueden tener nuestras decisiones sobre aquellos que se encuentran en una posición opuesta a la nuestra”.
El jurista de la Universidad Católica de Milán Andrea Nicolussi afirma que no se ha sentido “escandalizado” por la foto, aunque declaró que la imagen supone “una provocación paradójica, ya que quien combate la discriminación está, a su vez, discriminando”.
“Como católico me ha sorprendido el hecho de que el papa emérito, como ser humano, ha sido tratado mal. Es una persona anciana que ha escogido retirarse de la vida pública y su voluntad ha sido violada”.