Se trata de la segunda embarcación de este tipo hallada en el mar Adriático y la decimoséptima en el Mediterráneo.
El pecio fue encontrado a 18 metros de profundidad en las aguas del golfo de Durrës, la mayor playa y principal puerto de Albania, por una expedición albanesa del Instituto de Arqueología, que comenzó sus trabajos en mayo y espera concluirlos en octubre.
El jefe de la expedición, el arqueólogo Adrian Anastasi, está muy satisfecho por este hallazgo, pues es la primera vez que en sus trabajos se topa con una nave de carga mixta, algo sumamente raro.
El pecio ha sido bautizado “Dyrrachium III” y su carga está compuesta de ánforas africanas de tipo I, II y III, y españolas del tipo Almagro 51c o Lusitania 4.
Estas ánforas fueron fabricadas en el norte de África y en el sur de España y servían para transportar vino, aceite y salsas de pescado.
“Hemos identificado y sacado del mar 118 objetos arqueológicos, ánforas y fragmentos de ánfora, hemos hecho la documentación, el plano y dibujos subacuáticos del naufragio”, afirmó a Efe Anastasi, quien después de estudiar arqueología marina en Génova (Italia), regresó a Albania para trabajar en el Instituto de Arqueología.
Según el especialista, el cargamento del barco hundido eran mercancías de costoso valor monetario, seleccionadas con sumo detalle para satisfacer los especiales gustos de los aristócratas del tiempo en Iliria.
Este vasto territorio, donde vivían, entre otros, los antepasados de los actuales albaneses, se encontraba bajo la ocupación del Imperio Romano que en aquellos siglos experimentó su consolidación.
Del total de 118 piezas descubiertas hasta ahora tan solo tres no han sido identificadas, que según los primeros análisis de la cerámica también podrían proceder del sur de España, o Hispania como se llamaba entonces, aunque no pertenecen al tipo Almagro.
Se trata de tres tipos aún no identificados en el Mediterráneo, por lo que si se confirman los análisis, podría hablarse de “un gran hallazgo”, dijo Anastasi, que desde 2005 ha encontrado otros dos pecios en la bahía de Durrës.
Durrës, la mayor puerta de entrada hacia los Balcanes Occidentales, llamado Epidamn por los colonos helenos y Durachium por los romanos, heredó una gran riqueza arqueológica por ser una de las urbes más antiguas de Albania y de todo el Mediterráneo.
En el centro de la ciudad se sitúa un anfiteatro construido en el siglo II d.C con un aforo para 20.000 personas, uno de los grandes monumentos más atractivos del país, mientras que el mosaico “ La Bella de Durrës ” es uno de los más antiguos de Europa.
Desgraciadamente, las ruinas estás amenazadas por las construcciones ilegales y la riqueza subacuática por los cazatesoros, que desde hace 23 años se aprovechan de la ausencia de control estatal.
En Albania no existe la arqueología subacuática, tampoco un museo y laboratorio especializado en ese campo, mientras que las exploraciones de la costa albanesa se financian con donaciones extranjeras, ya que las ayudas del Estado son prácticamente nulas.
Anastasi creó en 2001 el Centro de Estudios Marítimos y Arqueología Subacuática, y uno de sus colaboradores es el español Xavier Nieto, una de las figuras más célebres de arqueología marina mundial.
El arqueólogo albanés ha trabajado con italianos, suizos, y actualmente está dirigiendo un proyecto con los estadounidenses de RPM Nautical Foundation con sede en Florida para elaborar el mapa arqueológico subacuático de la costa albanesa.
Actualmente se escanea la costa sureña del Jónico en la que se han identificado restos de naves que datan desde el siglo VI a.C hasta el IV d.C, y otras más modernas que pertenecen al Medievo y a la Primera y Segunda Guerra Mundial.