Francés se encierra en una piedra por ocho días

PARÍS. Vivir ocho días encerrado en una cavidad tallada dentro de una roca de 12 toneladas es el desafío que asumió este miércoles el francés Abraham Poincheval.

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El artista “performer” entró en una especie de sarcófago en forma de hombre sentado, con los brazos hacia delante, tallado especialmente. Luego las dos mitades del enorme bloque de piedra instalado en el sótano del museo parisino del Palacio de Tokio, se unieron y cerraron.

“Proyecto para vivir en una piedra”, describió Poincheval, de 44 años. El público podrá seguir en directo su experiencia, gracias a una cámara de infrarrojos.

Pasará ocho días sin apenas moverse, con una linterna frontal por toda iluminación. Solo dispondrá de carne seca para comer y de envases de sopa, dispuestos en nichos, donde también hay un contenedor para sus necesidades.

Su único vínculo con el exterior será un estrecho conducto de aireación y un teléfono solo para casos de emergencia. Se le controlará el ritmo cardíaco y hará ejercicios para evitar calambres y la anquilosis.

Será “un viaje al interior de una piedra, una especie de cristalización o fosilización”, confió a la AFP antes de encerrarse, en presencia de su padre. “Me gusta la idea de vivir en el corazón de las cosas. Puede parecer extraño o estúpido, puedo entenderlo, (pero) me gusta experimentar al máximo lo que hace que el mundo sea mundo”, añadió.

Este “performer” ya pasó una semana en un agujero bajo una piedra de una tonelada. También vivió siete días en una plataforma a 20 metros de altura frente a una estación de tren de París, dos semanas en el interior de un oso disecado y remontó un río a bordo de una botella de seis metros de largo. Nunca ha tenido que interrumpir un desafío y explica que tras cada experiencia vive una especie de trauma, pasando una “jornada de depresión”, con “grandes alteraciones interiores”.

Le hacen falta varias semanas e incluso meses para reponerse, confía este padre de dos niños. Pero esta vez apenas tendrá tiempo de recuperar la normalidad cuando salga de su roca. El 29 de marzo, también en el Palacio de Tokio, tiene previsto incubar una decena de huevos de gallina, “su primer trabajo con un ser vivo”.

Pasará 26 días bajo una capa rígida, tratando de mantener una temperatura media de 37 grados, una experiencia filmada las 24 horas del día.

Esperará la eclosión de varios polluelos, que enviará a sus padres que viven en el noroeste de Francia. Entre tanto reflexionará sobre su gran sueño de caminar sobre las nubes. “Hace cinco años que trabajo en ello, pero todavía no lo tengo todo listo”.

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