Elefante salvaje siembra el caos en China con tres ataques en cuatro días

PEKÍN. Las autoridades del sur de China se afanan para controlar a un elefante salvaje que ha sembrado el caos en la región, al cruzar los límites de la reserva en la que habita y perpetrar tres ataques contra vehículos aparcados de turistas.

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Zhusunya, uno de los 150 elefantes de la reserva natural de Yexianggu, ubicada en la provincia sureña de Yunnan, lleva paseándose por diversas carreteras de la zona y “atacando” automóviles allí aparcados.

El último incidente se produjo este lunes, y una veintena de coches acabaron con daños si bien no se produjo ninguna víctima, publica hoy la agencia oficial de noticias Xinhua desde la región. La policía evacuó a los turistas del lugar y cortó el tráfico en la zona afectada, y el animal volvió a su hábitat por su propio pie ya entrada la noche.

Zhusunya ya había provocado daños en otra veintena de vehículos el pasado viernes y domingo cerca de la reserva en la que vive, y que no tiene límites físicos.

En opinión de los cuidadores de este espacio, de unos 10.000 kilómetros cuadrados, el animal podría estar “enfadado” por no haber tenido suerte en la búsqueda de una compañera, si bien otras fuentes apuntan que el elefante podría haber reaccionado así por las numerosas visitas de turistas durante la festividad del Año Nuevo lunar.

La reserva de Yexianggu es uno de los mayores atractivos de la región y registra picos de visitantes en épocas como el Año Nuevo chino, que se celebra este año desde finales de enero a mediados de febrero.

A pesar de que en la reserva los turistas pasean por unas elevadas pasarelas de madera, a unos metros de altura de la superficie por donde caminan los elefantes salvajes, los animales deben cruzar por una carretera para pasar de la parte occidental a la oriental de la reserva.

Durante este periodo vacacional, el gran número de turistas ha provocado que el aparcamiento de la reserva esté colapsado y muchos visitantes aparcaron sus vehículos de manera ilegal en la vía por la que pasan los paquidermos.

China, país que se ha convertido en los últimos años en centro mundial de comercio ilegal de colmillos de elefantes y cuya elevada demanda está poniendo en peligro esta especie, protege los derechos de estos animales en el sur de su territorio por encima, incluso, de los ciudadanos.

Al no contar con fronteras físicas, los paquidermos salen de la reserva y se comen cultivos de campos de la zona, lo que ha provocado una lucha con los campesinos y otros locales, que acaba con el fallecimiento de dos personas al año, según datos oficiales.

El Gobierno intenta calmar los ánimos con compensaciones, que en algunos casos han llegado a los 10 millones de yuanes (1,6 millones de dólares), pero los locales siguen considerándolas insuficientes y el conflicto entre hombre y animal persiste.

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