El “Hulk” iraní le declara la guerra a Estado Islámico en Siria

TEHERÁN. Al grupo Estado Islámico (EI) le ha salido un nuevo y aparentemente temible enemigo: Sajad Gharibi, un gigante de 155 kilos conocido en su tierra como el “Hulk iraní” y toda una celebridad en las redes sociales.

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Gharibi acaba de anunciar su deseo de combatir sobre el terreno al grupo terrorista.

Gharibi, de 24 años y una estrella de Internet dentro y fuera de las fronteras de su país gracias a las fotografías de su ciertamente imponente físico que publica en Instagram, reveló a sus más de 162.000 seguidores su voluntad de unirse a las tropas iraníes que bajo el nombre de “asesores” combaten a EI en Siria y dan apoyo al régimen de Bachar Al Asad.

“Me he apuntado para defender el santuario de la hija de Fátima y para que me envíen a Siria. Si me lo merezco, seguro que iré y hasta donde pueda defenderé los lugares religiosos chiíes y a mi país”, dijo solemne y amenazante el forzudo iraní en la red social, ampliamente empleada por los iraníes pese a las restricciones que oficialmente pesan sobre su uso.

Como un auténtico y humilde “gigante gentil” -como lo define la prensa local- Gharibi quiso poner en evidencia “a todos los que pretenden ser musulmanes pero no están dispuestos a ayudar a otra persona”, palabras que le han valido una gran repercusión mediática y un sustancial incremento de sus seguidores.

El ascenso al estrellato mediático y a la categoría de héroe popular de este joven refleja tanto el uso extensivo de las redes sociales en la República Islámica como su gusto tradicional por la cultura de la fortaleza física, que en Irán se asocia y se representa habitualmente como reflejo de la fuerza moral.

Al igual que los Guardias de la Revolución que desde el inicio del conflicto civil en Siria luchan y mueren allí, a Gharibi, también llamado “el Hércules persa”, ya se le aplica el título honorífico de “pahlevan”, palabra iraní que significa héroe tanto en un sentido físico como ético.

No en vano los más destacados y queridos deportistas iraníes son los luchadores, el verdadero deporte nacional, y los levantadores de pesas, cuyos practicantes son reverenciados y cuya imagen es la que llena los anuncios de televisión y los carteles publicitarios, al igual que los futbolistas lo hacen en Occidente.

Precisamente, “pahlevan” es un título reservado históricamente a los más destacados practicantes de “zurjané”, un arte marcial tradicional iraní que une fuerza bruta con una espiritualidad de corte religioso. Sin embargo, la popularidad del “Hulk” iraní se debe en primer lugar a las fotografías con las que exhibe su portentoso físico, ciertamente parecido al del héroe de cómic aunque con más pelo y una tonalidad menos verde.

En lo que constituye una exhibición impúdica según los estándares morales que rigen la República Islámica, Gharibí se muestra en Internet con el torso desnudo y luciendo una desmesurada musculatura.

Desde que comenzó a publicar estas fotos, la popularidad de Gharibí creció como la espuma impulsada por el gusto de la juventud iraní por mostrarse (y mirarse) en las redes sociales pese a las teóricas prohibiciones que existen en el país para este comportamiento.

En ese sentido, el ascenso al estrellato de Gharibí y las alabanzas que recibe por su deseo de combatir el terrorismo, no han sido bloqueadas ni denunciadas por las autoridades ni por los más duros defensores de la moral dentro del país pese a sus posados semidesnudo en Internet.

Esta situación contrasta con la de muchas mujeres, entre ellas una diputada electa, que han sido severamente criticadas e incluso han recibido amenazas de muerte por aparecer sin velo en sus fotos publicadas en la red.

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